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Carlos Santana, Curandero del Rock

CARLOS SANTANA: Curandero del Rock

 

Por Sergio Marchi
Desde 1999, Carlos Santana dejó de ser considerado un músico virtuoso y de prestigio para acceder a la categoría de superestrella, gracias al éxito de su álbum Supernatural. Rodeado de una camada de artistas jóvenes y exitosos, Santana ha vuelto a ser un gran vendedor sin traicionar el estilo que hizo de su nombre una marca asociada con el Rock latino, en su forma más pura y original. El inicio de su leyenda se produjo hace tiempo, cuando estremeció a una multitud en el legendario festival de Woodstock (1969) y su sonido tocó una cuerda nueva para el Rock de aquél entonces, ávido de novedades. Álbumes como Abraxas, Caravanserai y Welcome, por mencionar sólo algunos, consolidaron su propuesta de fusión y convirtieron a Santana en un protagonista indiscutido de los años 70’s. Las modas que van y vienen, más su perfil de hombre espiri­tual, no ayudaron a que su música se mantuviera entre las más escuchadas de los materialistas años 80s de los atribulados 90s. Pero sus conciertos siempre fueron un regocijo para el espíritu y continuaron siendo una fuente de atracción para los amantes de su poderosa guitarra y las cadencias latinas. En cambio, sus álbumes, algunos de ellos muy disparejos, caían en ventas. Hasta que llegó Clive Davis (ahora ex-presidente de Arista Records) al rescate.

Davis fue el hombre que hizo firmar a Santana su primer contrato discográfico, y sus caminos se dividieron cuando el empresario abandonó Columbia Records. Cuando el contrato de Santana también expiró, se puso en contacto con Davis, y juntos diseñaron un plan para actualizar su estilo con la colaboración de nuevos artistas. El resultado fue Supernatural, que superó las ma­yores fantasías de sus protagonistas. Hoy, Shaman tiene la difícil tarea de ser el sucesor del disco de mayor éxito comercial de la historia de Carlos Santana. Nuevamente, un desfile de estrellas lo acompaña: Michelle Branch, Seal, P.O.D., Plácido Domingo, Macy Gray, Dido y el argentino Alejandro Lerner. Por el momento, la respuesta ha sido buena (es doble platino y mantiene su posición en Billboard), aunque –lógicamente– es casi imposible reproducir el impacto desmesurado que tuvo Supernatural. A Carlos Santana no parece preocuparle este hecho.

En el mes de enero, Músico Pro conversó con Santana sobre su nuevo material, sus clásicas canciones, los ángeles, su pasado y otros temas.

 
¿Porqué has elegido Shaman como título para tu último disco? Es una palabra que significa “el curador”.
Sí, the healer, el curador, exactamente. El mundo está lleno de una fiebre, una enfermedad de ira, odio, miedo, guerra, brutalidad. Más que nada se necesita música que sea una me­dicina que baje la fiebre. En los 60s, la música de los Beatles, de John Lennon, luego de Bob Marley, era música contra las fuerzas demoníacas. Música que tenga luz, alegría y compasión es lo que más se necesita en este mundo. Por eso llamo a este CD “curandero”, shaman, porque la música está hecha de luz. Es mejor prender una vela que maldecir la oscuridad.

 
¿Cuales son las diferencias que encuentras entre Shaman y Supernatural
Son los mismos huevos, pero esta vez los revolvimos diferente.

 
Sí, pero hay muchas mujeres en este disco. Si bien en Supernatural estaba Lauryn Hill, no es muy común que en un disco de Santana haya tantas mujeres cantando.
Me encantan las mujeres: mi madre, mis cuatro hermanas, mi esposa, mis dos hijas. Siempre estoy rodeado de mujeres. Trabajar con Dido, Macy Gray y Michelle Branch fue increíble. En el futuro me gustaría trabajar con Tina Turner. Para mí es un placer complementar y compartir con mis hermanas la música, sentimientos, corazones, emociones.
 

¿Sientes que el público que te seguía en los 60s y 70s recibe de buen agrado tus nuevos discos?
No sé. Pero, como decía Miles Davis: “¿tú estás casado con tu ex esposa? No. ¿Tú te acuestas con ella? No. Entonces, ¿por qué quieres que me acueste yo con ella?”. Eso quiere decir que yo vivo en el presente, no en el pasado ni en el futuro. Yo vivo en el presente y si la gente se queda en el pasado, pues que se quede. Pero que no me aten a lo que ellos quieren que yo esté atado. Yo soy libre, sigo a mi corazón. No sigo a la gente, solamente a Dios.

 

Ya transcurrieron más de treinta años de Woodstock. ¿Siguen vigentes los ideales de aquella generación?
Sí, cómo no, yo soy la prueba de que no todos los hippies se vendieron. Cuando nosotros éramos jóvenes, estábamos los hippies y el sistema, ¿me entiendes?  Ahora los Rolling Stones son establishment, pero yo no. Yo todavía tengo intereses con las favelas del barrio, el ghetto. Yo no me identifico con el sistema. No vendo Coca-Cola, ni McDonald’s, ni cerveza, ni nada de eso.

 
Sé que tienes una fundación llamada Milagro.
Esa fundación es para ayudar a niños en todo el mundo para que tengan mejor educación, que se curen, que tengan más recursos para superarse y también que sus sueños se puedan lograr.

 
Un hombre tan espiritual como tú debe vivir con cierta inquietud estos tiempos cuando se puede desatar una guerra con Irak. ¿Cuál es tu reflexión al respecto?
Yo creo en la paz, no en la guerra. Rezo. No voté por Bush ni por su padre, pero sí rezo por él, para que su corazón pueda convencer a su mente de que hay otra manera de resolver esta situación y no con guerra. Yo no apoyo ni a gobiernos ni a la religión, yo apoyo el corazón de la gente. Muchos en Estados Unidos quieren la paz, y yo estoy con ellos.

 
Hay canciones que tienes que tocar en tus conciertos porque son clásicas que la gente no olvida. ¿Qué sientes al tocar, por ejemplo, “Samba pa’ Ti” después de tantos años?
Esa canción ya no la toco; hace casi tres años que no la toco, y si la toco será una o dos veces al año. Pero cuando la toco me acuerdo de mi primer french kiss (beso de lengua). ¿Tú te acuerdas de la primera vez que diste un beso de lengua?

 
Claro que sí.
¡Ajá! ¿Y eso te rejuvenece?

 
Sí, de alguna manera.
Es lo mismo. Nomás me identifico con cosas que son automáticamente estimulantes.

 
Años atrás, leí una declaración tuya acerca de que habías hecho un curso para el manejo de la ira. ¿Es verdad eso?
No, no, no. Fui a terapia, para curarme de mi pasado. Como mucha gente en este mundo, fui violado cuando era chiquillo y fui a curarme con terapia.  Dios y los mismos ángeles que me dieron la experiencia de Supernatural y Shaman, me pidieron que hablara de eso con la prensa. Para invitar a que otros hombres y mujeres que han sido violados, abusados sexualmente, también pudieran curarse. Desde que yo abrí este tema salió mucha gente en todo el mundo (Islandia, Alemania, Francia, Estados Unidos), y dijeron que ellos fueron violados por sacerdotes. Entonces, no estoy solo. Y, al abrir la puerta, mucha gente comenzó a mandarme cartas, pues se toma valor. Mira, yo no hago las cosas por escándalo, chisme o simpatía, porque no quiero que la gente sienta simpatía por mí. No me gusta sacar los trapos sucios para que la gente los vea. Pero lo que me pide Dios, tengo que hacerlo. Entonces cuando lo hice, muchos hombres salieron diciendo que también ellos tuvieron esa experiencia, y me dieron las gracias porque ellos sintieron lo que yo sentí, fueron a terapia, y se han curado. Es como una culebra que se tiene que deshacer de una piel vieja ¿entiendes? Y darle la bienvenida a una piel nueva; una piel sin rencor, sin vergüenza, sin juicios, sin resentimiento, sin veneno. Por ejemplo, si han abusado de ti, yo digo, ve a verte en el espejo, vete de ojo a ojo, y dite a ti mismo: “yo soy bello y puro, aquí dejo lo que pasó y hoy sigo adelante”. Y se acabó. ¿Entiendes?

 
Sabes que Pete Townshend ha reconocido lo mismo ante la prensa, cuando quisieron acusarlo de pervertido sexual. Él dijo que estaba averiguando el tema de la pornografía infantil, porque tenía recuerdos de haber sido molestado cuando era chico.
Si tú quieres hacer una investigación de esas cosas, ve a un hospital donde están los chicos que han sido violados, no a la pornografía. Townshend no está seguro de lo que le pasó.

 
Quería preguntarte sobre la colaboración que hiciste con John Lee Hooker para el disco The Healer.
Sí, sí, lo adoro. Me da pena que se haya ido (Hooker murió el 21 de junio de 2001). Él y Miles Davis eran mis amigos preferidos. Fue un honor trabajar con John Lee Hooker, es una persona que influyó hasta en Jimi Hendrix. Cuando tú oyes “Voodoo Chile”, esa entrada (canta) I’m a voodoo chile, oh Lord, I’m a voodoo chile, ése es John Lee Hooker.

 
Para terminar, ¿cómo haces para mantener el equilibrio espiritual en medio de tanto vértigo, fama, éxito y todo lo que traen esas cosas consigo?
Yo no me identifico con nada de eso. Eso es lo que hago, pero no es lo que yo soy. Yo soy padre, hijo, esposo. Y cuando no estoy en el escenario no soy nada de eso. Mi familia es primero, medio y último. Yo soy primero humano [ríe]. Mi madre y mi padre duraron casi 60 años de casados; mis suegros cincuenta y tres. Deborah y yo tenemos casi treinta años juntos. Yo no me dejo ir por dinero, fama y esas cosas. Eso no es nada para mí, lo más importante es mi familia. Y no tengo distracciones.

 
Como que separas al personaje de la persona.
Sí, sí. Una cosa es la caja y otra el chocolate. Yo soy el chocolate.

 
Nov 21, 2018 @ 11:01 pm

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