Hábleme un poco de tus años formativos.

Salo Loyo: Yo vengo de una familia de músicos. Somos seis hermanos, de los cuales cuatro somos músicos. Mis padres no eran músicos pero mi abuelo era músico. Yo soy el menor, entonces fue algo casi inevitable. En casa se escuchaba todo tipo de música desde El Gran Combo hasta Tchaikovsky. Entonces tener una bicicleta era casi lo mismo que tener un teclado o batería o en mi casa.

¿Y cuándo fue que formalizaste tus estudios musicales?

Salo Loyo:  Bueno, ya a los 17 años mis padres me enviaron a vivir a Estados Unidos con mis hermanos Francisco y Víctor. Ahí también vivía Lalo Carrillo, entonces como que ese fue el núcleo de la banda. En aquél tiempo yo quería tocar el sax por el disco Take Five de Dave Brubeck. El sonido del sax de Paul Desmond era algo que me hablaba y me identifiqué con él. Pero como no teníamos dinero para comprar un sax, mi hermano me dijo que empezar con teclado pues igual tendría que aprender armonía y demás. Luego empecé a estudiar piano formalmente, y me enamoré de ese instrumento.

Entrevista a Salo Loyo

¿Cuándo empezaste a tocar profesionalmente?

Salo Loyo: Poco después de eso empecé a trabajar con grupos de cumbia. Como estábamos en Los Angeles, a veces iba a ver a mis hermanos tocar en Disneylandia y siempre me emocionaba verlos y mi meta se convirtió en tocar con ellos. Años después, Kiko Cibrián (director actual de la banda de Luis Miguel) empezó a tocar con ellos y en algún momento él me llamó para hacer parte de la banda.

¿Cómo pasa un músico de tocar en bares, fiestas y bodas a tocar con artistas grandes?

Salo Loyo: Ojalá hubiese una respuesta sencilla para esa pregunta. En mi caso, yo sigo tocando en donde pueda. No por tocar con alguien como Luis Miguel voy a dejar de tomar otros trabajos, así sean en bares y demás. De hecho, cuando no estamos de gira con él, cada quién hace lo que le parece para seguir generando ganancias. Y nunca he tenido la actitud de querer tocar exclusivamente en escenarios grandes. Para mí la meta fue poder tocar lo mejor posible y desarrollar todo mi potencial, además de tocar con los mejores músicos que pudiese. Porque al final, uno puede practicar mucho y eso es muy importante, pero tocar con músicos de gran nivel es una oportunidad única en la cual uno se desarrolla muchísimo.

Entonces yo diría que es clave poder tener un cierto dominio sobre tu instrumento y poder ejecutar lo que se te pida. Sin embargo, eso es solo un principio. También debes poder llevarte bien con las personas. Las relaciones personales son muy importantes. Nadie quiere trabajar con una persona insoportable o pedante, por mejor que toque. La habilidad de poder convivir con otros por largos tiempos es muy importante.

Y bueno, es importante también exponerse al mayor número de situaciones posibles como bodas, bares y más, y hacer el mejor trabajo posible en todo momento. Nunca sabes de dónde va a llegar esa llamada o mensaje que te llevará a grandes escenarios.

Me ha pasado muchas veces que me han recomendado a trabajos importantes a partir de situaciones que parecían poco prometedoras, como grabaciones gratis, toques de muy bajo perfil, etc.

Háblame de Luna Nueva Music.

Salo Loyo: Se trata de un proyecto junto con Gustavo Claus y Juan Pablo Navarro. Tenemos muchas cosas en común y compartimos una visión de desarrollo integral para cada proyecto que tomamos. Y bueno, poco a poco formalizamos esta nueva empresa para trabajar junto a artistas. Hacemos producción pero con un toque muy personal. Queremos aportar algo al artista, algo que realmente le pueda ayudar. Más que un arreglo, una producción o una grabación, queremos brindar ese toque personalizado siempre con miras al crecimiento del artista en cuestión.

Viviste mucho tiempo en Los Ángeles, California, considerada como una gran mecca de la música. Recientemente te mudaste a Mérida, México. ¿Qué puedes compartir al respecto?

Es muy curioso eso. En 1985 me fui a vivir a Los Ángeles, y pues ahora con mi familia nos mudamos a Mérida en 2019. Hubo una época en que si estabas en el mundo de la música y el entretenimiento tenías que vivir en Los Ángeles o Nueva York, quizá Miami. En esa época, había que ir a estudios a grabar. Esto ha cambiado drásticamente como ya sabemos. Esas ciudades siguen siendo manteniendo cierta importancia, pero ya no es como antes. Hoy en día casi todo se hace en un estudio casero, se envían archivos, se dan clases por Skype y demás plataformas, etc. La música en vivo también ha disminuido mucho. De hecho, ahora con esto de la mudanza me encontré un calendario viejo, y vi cómo estaba lleno de trabajo en vivo seis noches a la semana en Los Ángeles. Eso ha cambiado muchísimo, y ya no es así. Y lo más curioso es que los trabajos, toques y huesos; pagan lo mismo ahora que hace 25 años. Entonces yo también me fui adaptando y poco a poco empecé a hacer más cosas en casa y por Internet, al punto de que no fue necesario seguir en Los Ángeles.

¿Cómo es la dinámica de trabajo en No Pals?

Llevamos toda la vida juntos. Formamos la banda con mi hermano Víctor y con Lalo Carrillo, quién es prácticamente nuestro hermano también. Yo tenía siete años cuando ya Lalo tocaba con mis hermanos. Tenemos una vida de conocernos. En verdad el grupo nació por el hecho de que la pasábamos muy bien tocando y que teníamos los mismos intereses musicales. Siempre hacíamos tipo jam sessions, y luego decidimos grabar algo. Un amigo nos escuchó y nos ofreció su estudio para grabar gratis nuestro primer disco. Sentimos que logramos algo y a la gente le empezó a gustar y pues fue algo realmente orgánico y por amor a la música. Y bueno, muchas personas nos conocen por estar asociados con Luis Miguel. Eso ha dado también un reconocimiento más elevado a No Pals.

A parte de tu trabajo como músico ejecutante y arreglista, también has compuesto temas grabados por Luis Miguel. ¿Qué puedes compartir respecto a ese proceso de colocar un tema en un disco de él?

Sin duda han sido grandes oportunidades. Luis Miguel me ha grabado tres canciones, incluyendo el sencillo “Sol, Arena y Mar”. Esto de las canciones empezó antes de yo entrar a la banda de Luis Miguel. En 1997 me llamó por teléfono Kiko Cibrián (director musical de Luis Miguel) y me invitó a componer con él. Ya lo conocía pues él había tocando con mis hermanos primero en Los Angeles y luego conmigo. Se enteró de que a mí me gustaba componer y pues me extendió esa invitación. Lo curioso es que me llamó y me dijo que empezábamos ya, de una vez. Esa canción se llamó “Sintiéndote Lejos” y entró al disco Nada Es Igual.

Y sí, es una pelea dura meter un tema en sus discos. Luis Miguel recibe alrededor de 600 canciones del mundo entero, y de grandes compositores. Y pues él está involucrado en toda parte del proceso de grabación, desde la selección de canciones hasta detalles de producción. Y bueno, a la hora de componer es clave estudiar al artista y meterte en su mundo para darle algo con lo que se pueda identificar. Es vital entregarle algo honesto y que funcione.

¿Cómo ha sido trabajar con Luis Miguel durante todos estos años?

Ha sido una escuela única e irremplazable. Estamos hablando de uno de los artistas más grandes en la historia de la música. Es un gran honor y reto a la vez ya que se trata de alguien que busca la perfección y exige mucho, pero a la vez sabe que estamos haciendo música y creando arte, y que a veces hay que dejarse llevar. Él es fiel a lo quiere hacer y tiene muy bien definida su línea. Y bueno, Luis Miguel es alguien que te inspirar a dar lo mejor de ti. Lo escuchas cantar y entiendes que tienes que estar al mismo nivel, y no te quieres quedar atrás. Uno trata de estar al parejo y responder a la altura.

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