ANDY SUMMERS:
La carrera solista después de The Police
Por Fernando Curiel
The Police, una de las autoridades musicales de finales de los 70 y 80, dejó una profunda huella en la memoria emocional de generaciones. Es curioso pensar que tan solo tres individuos equipados con instrumentos musicales, mucho talento e imaginación hayan logrado infundir su banda sonora en las vidas de millones de oyentes. El power trío británico que vendió casi 70 millones de copias fue liderado por Sting (voz y bajo), Stewart Copeland (batería) y nuestro protagonista, Andy Summers (guitarra). Canciones como “Roxanne”, “So Lonely”, “Can’t Stand Losing You”, “Message In A Bottle”, y “Every Breath You Take”, sacudieron al mundo tanto que perduran en el tiempo.
Aunque The Police le trajo inmortalidad, su trabajo solista le dio vida propia. En sus 14 lanzamientos independiente de bandas ha podido explorar las profundidades de su identidad artística y plasmar su voz.
Esta entrevista coincide con el lanzamiento de Triboluminescence, el más reciente esfuerzo discográfico solista de Andy Summers. A continuación comparte con generosidad los detalles que rodean sus esfuerzos artísticos, la motivación y preocupaciones que lo construyen. He aquí al único Andy Summers.
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Felicidades por el lanzamiento de tu 14º álbum solista, Triboluminescence. ¿Cuál es la idea detrás de esta producción y qué significa el nombre para ti?
Gracias Fernando, me da gusto compartir tanta música con el mundo y hablar de ella contigo. Triboluminescence es una palabra interesante que pocos pueden pronunciar y menos logran deletrear [risas]. Significa crear luz de la oscuridad y es una gran metáfora para la creación musical porque empiezas sin nada –aparte de tu mente que ha asimilado música a través de los años– y terminas con algo que ilumina los sentidos.
¿Cómo es distinto a álbumes anteriores?
Triboluminescence es una especie de continuación o evolución del álbum previo llamado Metal Dog, donde intenté explorar territorio musical nuevo e ir más allá del jazz, jazz fusión, rock o rock pop. Es la compilación de una vida entera de asimilar música de todo tipo, como World Music, música gamelán, y otras especies sonoras exóticas expresadas con la guitarra. En lugar de contar con una formación tradicional como un cuarteto de músicos, acá tengo unos loops psicodélicos.
El sonido de tu álbum es algo que se destacó al escucharlo por su alta calidad. ¿Cómo escoges los equipos –guitarras, pedales y amplificadores– que mejor le aportarán a la personalidad particular de cada canción?
Tengo un montón de guitarras, pedales y amplificadores que conozco muy bien, así que sé como suenan y cuando quiero un sonido particular, tengo una idea de qué combinación de equipos encajaría con mi visión para la canción. No ando escogiendo guitarras; empiezo con una que sé es confiable y que siempre suena bien, la conecto a algo como un Fractal Audio. Luego cuando tengo señal y ya tengo la arquitectura de la pista y tengo una idea de cómo será, quizá vaya a buscar una guitarra o algo distinto, pero la mayoría del tiempo el sonido proviene de lo que sea donde esté conectado, y ahí es donde la originalidad verdadera del sonido origina.
Depende de la canción y lo que quieres lograr. En este álbum, por ejemplo, la canción “Haunted Dolls” es bastante jazzy al estilo de Monk, así que sónicamente no es demasiado reverb o chorus, porque el estilo del tema lo pide. Creo que usé una Stratocaster con un capo en el octavo traste, lo cual me permitió lograr un sonido particular con pull-offs a cuerdas abiertas que no hubiese hecho sin el capo. Hay decisiones así que son dictadas por la música. En esta canción empecé con una pista de apoyo que estaba en la tonalidad de Do menor, algo modal. En mi búsqueda encontré una manera de improvisar con esa base particular usando un capo en el octavo traste que me llevó a aprovechar el uso de pull-offs con cuerdas abiertas que no hubiese hecho de otra manera. Eso le dio una actitud especial a la música. Aparecen opciones como esa que son dictadas por la música que buscas en tu mente.
Triboluminescence es un álbum instrumental, ¿qué me puedes decir acerca de la búsqueda artística en cada pieza cuando estás dándole una voz con tu improvisación?
Es como buscar algo en la oscuridad, perseveras y enciendes la luz cuando todo empieza a encajar. Creo que lo que busco en cada pieza es una actitud… tienes que ser como un actor comenzando una obra de teatro que empieza una idea acerca de quien eres, pero la exploras hasta que realmente la defines. Y una vez que la encuentras, te libera.
¿Puedes dar un ejemplo de haber encontrado ese nivel de libertad en términos musicales?
La canción “Triboluminescence”, que tiene un solo de casi ocho minutos, fue tocado en una sola toma y lo logré por haber usado un capo con una Stratocaster. Así que estaba buscando algo entre mis manos, cómo me sentía físicamente al momento (si en realidad estás de ánimos de improvisar), y hay algo de suerte en la ecuación. Dentro de todo eso hay una decisión estética, el gusto, lo cual está basado en una vida de experiencia.
¿Qué es más valioso, una guitarra costosa o un instrumento que te anime a tocar?
Es un tema interesante porque hay una fascinación con las costosas guitarras vintage, pero si no se siente bien al tocar o si no me inspira, no me importa si es una guitarra de colección, tiene que darte algo que decir. Es un instrumento con el que uno debe interactuar para que funcione, y si no te da nada que decir, no le suma a tu arte. Yo busco ser inspirado. Es cierto que tengo la música dentro de mi, tengo la habilidad, pero también tiene que haber algo que el instrumento aporte. Si el instrumento se siente como algo muerto y no es muy bueno, quizá logres exprimirle algo, pero es maravilloso cuando tienes un equipamiento que resuena con tu estilo y visión artística. Podría ser un juego de pedales, una guitarra, o incluso la reverberación; como cuando éramos niños y entrabamos a tocar al baño y nos hacía ilusión porque pensábamos que sonaba como un álbum por la acústica allí [risas].
¿Crees que hemos llegado al punto en que la tecnología digital nos ha permitido sustituir equipos analógicos como amplificadores y efectos?
Sí. Creo que hemos llegado al punto en que podemos incorporar equipos digitales en lugares que equipos analógicos ocupaban. Al principio los equipos digitales eran muy cuestionables, es decir, no eran convincentes. Pero han mejorado mucho. Igual que en la fotografía, ¡las cámaras digitales han mejorado muchísimo! ¿Y qué vamos a hacer, nadar contracorriente? Supongo que sí se podría, pero la pregunta que debería superar a todo este debate es, ¿puedo hacer buena música con esto? Mi álbum nuevo no es todo analógico, y eso me ha permitido ser más creativo y aventurado que si limitara mi caja de herramientas.
Digamos que tienes acceso a un montón de guitarras y amplificadores vintage, con equipos analógicos, ¿significa que vas a hacer buena música? No. Es el mismo error que muchos cometen con respecto a la fotografía, piensan que los equipos llevará a mejores fotos. Tu sentido artístico está en tu cabeza no en los equipos que usas.
¿Qué tan arriesgado te permites ser con tu música, particularmente al improvisar?
Creo que soy expresionista en el sentido que busco expresarme con un grado de juego y un sentido lírico en el proceso. Me gusta llevar notas y frases por fuera de lo común, visitar las afueras de lo esperado pero no vivir ahí. No me gusta tocar fuera de la armonía todo el tiempo, hay ciertos guitarristas vanguardistas que sí les gusta, pero es cuestión de saber quién eres. Y a mí me gusta tener cierto nivel de atracción en mi música. Yo podría hacer un disco entero en el que toco por fuera, pero no va a haber mucha gente a la que le agrade. Considero que es más complicado hacer canciones –con letras– que tengan interés armónico y contenido lírico genuino e interesante, y al mismo tiempo ser contemporáneo.
¿Has buscado usar algún instrumento de manera no tradicional para estimular la creatividad y buscar algo original?
Por lo general evito lo estándar, pero un buen ejemplo de esto es la canción “Pukul Bunye Bunye” del disco Triboluminescence, título que es una frase de indonesia que significa instrumentos creados con martillos. Esta pieza comenzó usando dos guitarras con afinaciones alternas, con un capo bien alto en el diapasón; las coloqué en dos sillas y siguiendo un clic las ejecuté con baquetas de batería. Así empecé a desarrollar un ritmo y crear textura. Luego de estar feliz con esa base agarré una Stratocaster, pero estaba afinada bien grave, creo que en Do (no sé por qué). Empecé a tocarla así mismo sobre la pista, y me puse a improvisar. Me atrapó el sonido relajado y atrevido que tenía la guitarra afinada grave debido a que las cuerdas estaban tan flojas. Era como si tuviera un buen sentido del humor y mucha personalidad a la vez. Así que me brindó algo que me pareció interesante.
Luego, como a los dos minutos usé un fragmento del solo y lo convertí en una melodía como de un coro, y desemboca al solo de guitarra con armonías más exóticas.
Al escuchar ciertos tipos de música, como la de Triboluminescence, te invita a perderte en ella, ¿sientes que el artista también puede perderse en el proceso de crearla?
Sin duda. Cuando hago un disco como este, tengo la mente enfocada en el proyecto, es decir, estoy pensando en la música todo el tiempo. Yo vivo el proceso de creación musical y en el camino ocurren cosas buenas que no esperaba. Incluso surgen cosas mucho mejor de lo que tenía en mente.
¿Cuáles son algunos de los equipos que más frecuentas en cuanto a amplificadores?
Me gusta usar el sistema VG-99 de Roland, tengo un montón de pedales y loopers de Roland, a veces uso un simulador de amplificadores de Fractal Audio, a veces toco con un amplificador de Carr Amplifiers que suena bien bluesy, el cual me encanta combinarlo con una Stratocaster de 1954.
¿Qué micrófonos prefieres para tus guitarras eléctricas y acústicas?
Creo que para los amplificadores usamos SM57 de Shure, que es bastante estándar. También usamos un Neumann u47 que suena increíble. En el estudio ponemos un micrófono cerca y otro para captar la sala. Para guitarra acústica usamos un condensador de AKG.
¿Hay algún género musical con el cual te identificas más?
Cuando era niño era amante del jazz, así que la formación de mi actitud musical viene de músicos de jazz, no de rock. Obviamente soy conocido por haber formado parte de una banda de rock famosa, pero esa banda de rock también traía influencias de jazz, música brasilera, clásica, y música vanguardista –tanto Sting como yo estábamos muy metidos en ese último género– así que es natural para mí tomar el camino que he tomado con mi música. He estado en otras bandas de rock, de hecho, estoy en Brasil tocando con una estupenda banda de rock y nos va muy bien.
Mis discos solista son puramente declaraciones artísticas. Intento elevar los límites con estas pistas y hacer música que sea interesante y aventurada, que no sea solo jazz. He hecho muchos álbumes de jazz pero me parece que usar loops y elementos sónicos variados le da un buen empujón al arte de improvisación.
¿Qué opinas acerca de la música de hoy?
Honestamente, no escucho mucha música moderna [risas]. No estoy streaming todo el día. Yo paso mucho tiempo en el estudio así que tampoco quiero hacer música que suene a que es del pasado, así que cuando escucho me enfoco en el sonido y lo que están haciendo en el estudio hoy día, y curiosamente me parece que lo que están haciendo en el estudio en el mundo del rap y el hip-hop es estupendo.
Stewart Copeland ha dicho que es beneficioso que una banda se vea a sí misma como una marca más que como una banda, ¿consideras que esto puede ayudar a quienes buscan éxito comercial con su música?
La idea de que uno debe ser una ‘marca’ es algo moderno y creo que una tontería. ¿Se supone que eres un producto, como un jabón? No. Qué tal si mejor nos enfocamos en hacer música de buena calidad con integridad como músicos. Es una forma de pensar totalmente comercial. Si estás en una banda como The Police, The Beatles o The Rolling Stones, y la gente dice que te has convertido en una marca, bueno, eso ocurre,… pero identificarse uno mismo como una marca es algo que me enferma. No tiene nada que ver con hacer arte ni con la verdad, es meramente con dinero en mente.
Si estuvieras empezando tu vida profesional hoy día, ¿te dedicarías a la música?
La música es mi vida y es importante no perder de vista la razón por la cual estamos en esto. Por eso me parece tan despreciable que una banda o artista opte por verse a sí mismo como un producto. Siempre he continuado tocando enfocado en el arte a pesar de lo que ha ocurrido a mi alrededor, y estoy consciente que soy uno de los pocos afortunados. Es muy difícil lograr lo que yo he logrado no es fácil, y mucho menos en la industria de hoy. Ahora mismo estoy en Brasil –he estado aquí muchas veces– y el promotor con el que estoy trabajando me comenta que hay un montón de músicos estupendos que no tienen trabajo. No hay lugares donde pueden tocar, no pueden hacer dinero de la venta de discos, todo se ha hecho mucho más difícil. Básicamente empeoró desde que lo digital se integró al mundo. Es muy triste.
¿Ves una luz al final del túnel?
No sé… creo que sigue en proceso de evolución. Pero parece ser una cruda realidad que no vas a vender un millón de álbumes; probablemente ni siquiera fabriquen más CD dentro de pronto. The Police vendió más de 100 millones de discos, ahora nadie va a poder hacer eso… Ahora no te pagarán casi nada por 500 millones de reproducciones mediante streaming de tus canciones. Puedes tener una banda y lograr algo de ingreso, pero gozar de una carrera en el mundo discográfico se ha convertido mucho más complicado. La gente no ha perdido el interés en la música, pero cómo la obtienen es… básicamente gratis. ¡Es increíble!
Las cifras comprueban que monetizar la música –particularmente aquella grabada– se ha convertido en un gran reto en comparación con tiempos pasados. Si está tan complicado, ¿cuál es la motivación de dedicarse a la música?
Es buena pregunta, ¿por qué yo lancé mi disco? La respuesta es porque quiero hacer música. He pasado toda mi vida tratando de ser el mejor músico que puedo ser. Es parte de quien soy. Ahora tengo que tener a un especialista desarrollando mi trabajo en todas las estaciones digitales, alguien que distribuye la música… se ha convertido en un juego muy diferente.
¿Aún consideras útil o necesario leer partituras?
Sí. Siempre he leído y escrito música. Toco mucha guitarra clásica, es casi un pasatiempo. Me trae mucha felicidad interpretar a Bach y otros grandes músicos. Fui a la universidad y estudié música, y ¡nunca la dejaré!