La evolución de la grabación en vivo
Por Mario Montellano
Como siempre, es un gusto saludarles. Mucho se dice que la interacción que se produce entre artista y público en una ejecución musical en vivo es lo que da sentido a la música misma. Igualmente podría pensarse que escuchar a nuestro artista favorito en sus mejores grabaciones de estudio es la máxima experiencia musical. Sin lugar a dudas, existe una gran cantidad de condiciones que si bien en ciertos casos pueden repercutir negativamente en la calidad de una ejecución musical en vivo, también existen muchas otras imposibles de replicar en el estudio de grabación, de manera que el momento emocional generado en un espectáculo en vivo puede ser el mejor condimento que se puede agregar a un trabajo musical.
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No podría precisar cuál fue o cuándo se llevó a cabo la primera grabación de una ejecución musical en vivo con fines comerciales. Yo recuerdo algunos discos que escuché en mi ya lejana infancia. Desconozco incluso, la forma o características técnicas en que esas grabaciones fueron obtenidas. Lo cierto que es que desde esos discos a la actualidad, las técnicas y procedimientos de los que disponemos para grabar y posteriormente remezclar y/o editar ejecuciones musicales en vivo, han sufrido una evolución muy grande.
La principal razón para pensar en tener una grabación multicanal de una ejecución en vivo es para tener la facilidad de realizar correcciones, ediciones y finalmente remezclar todo esto posteriormente con el fin de obtener un producto lo más refinado posible. Hasta hace unos pocos años, la obtención de una grabación multicanal en vivo de alta calidad a nivel profesional, era un proceso complicado y costoso, porque era necesario transportar y adaptar las grabadoras multipista análogas desde el estudio a la locación. Cada una de estas máquinas podía grabar un máximo de 24 canales, además de que la duración de cada bobina de cinta estaba limitada a 15 minutos. Cuando se requerían más de 24 canales, era necesario utilizar dos o más máquinas de cinta. Esto a su vez significaba que era necesario sacrificar un canal de grabación en cada una de las máquinas que se requería para grabar el código de tiempo necesario para su correcta sincronización. Esto estaba reservado a las grandes producciones con igualmente grandes presupuestos.
El siguiente paso en la grabación en vivo, vino con el surgimiento de las primeras grabadoras digitales multicanal, que si bien continuaban utilizando cinta, ésta consistía en casetes que originalmente habían sido pensados para grabación de video. Las más populares en esta generación fueron el ADAT de Alesis y el DA-88 de Tascam. Este tipo de unidades permitían la grabación de hasta 8 canales de audio independientes. Era posible sincronizar varias unidades hasta obtener el número de canales deseado. Si bien ambos modelos se encuentran descontinuados en la actualidad, el ADAT nos legó también un formato transmisión de información de audio digital basado en fibra óptica que sigue siendo ampliamente utilizado en la actualidad y permite el envío unidireccional de 8 canales de audio independientes.
Posteriormente surgieron las DAW o digital audio workstations (estaciones de trabajo de audio digital), en las cuales dejó de utilizarse la cinta y en su lugar, la información de audio digital es grabada en disco duros de computadora. Como siempre sucede en nuestro mercado, el costo de estos equipos era bastante elevado y el número de canales de grabación ofrecido era limitado. Para su uso, era necesario disponer de una consola de grabación exclusiva para este fin, obviamente separada de las consolas de sala y monitores. Hasta este punto, la conversión de las señales de audio análogas en digitales, seguía realizándose a través de las interfaces de la DAW, porque simple y sencillamente las consolas seguían siendo análogas o bien las primeras digitales que surgían al mercado, no contaban con la capacidad de conectarse directamente con las DAW.
En el siguiente avance, las consolas digitales, que en este momento ya prácticamente eran un estándar en el mercado, incluso las más económicas ya habían adquirido la capacidad de actuar como la interface misma y enviar directamente a la DAW señales de audio digital multicanal, de manera que ya era posible obtener señales para grabación directamente desde las consolas de sala o monitores sin la necesidad de interfaces externas. Aun así, después de la gran reducción de costo y facilidades de producción que estos avances habían traído consigo, todavía era necesaria una computadora para hospedar y permitir el funcionamiento de la DAW. En la actualidad esto tiende a cambiar también porque han sido lanzados al mercado modelos de consolas de mezcla digitales que, sin la necesidad de una computadora, permiten el envío de señales de grabación multicanal directamente a un disco duro e incluso más económico y práctico todavía, a tarjetas de memoria tipo SD.
La tecnología digital nos ha proporcionado un avance muy importante en un aspecto que era igualmente complicado y costoso en el entorno análogo: el reparto o splitteo de señal entre las diferentes consolas. En el medio digital, basta con usar una sola caja de escenario o stage box para conectar todas las entradas de micro e instrumentos y de ahí derivar digitalmente a todas las consolas involucradas que incluso pueden ser de modelos y fabricantes diferentes.
Lo que definitivamente no ha cambiado con la avalancha tecnológica son las consideraciones de operación que debemos tener. Creo que sin duda, lo más importante es una perfecta coordinación entre los operadores de sala, monitores y grabación, para evitar al máximo cualquier posible retroalimentación o ruidos indeseables. Igualmente los microfoneos de batería, percusiones, guitarras, etc., deben ha-cerse cuidando que los micrófonos capten el mínimo de ruido ambiental y/o sonidos adyacentes posible. Los criterios de selección y ubicación de micrófonos que hemos explicado en artículos anteriores, son perfectamente aplicables en este caso. También es muy recomendable mantener los niveles de volumen de monitores de escenario, amplificadores de bajo y guitarras, y demás fuentes sonoras en el escenario lo más bajo posible. En este sentido es muy recomendable platicar con los artistas y músicos antes de las pruebas de sonido, para solicitarles su colaboración al respecto. Esto redundará en señales de micrófonos mucho más limpias y menores probabilidades de tener retroalimentaciones. Es muy importante que los parlantes de sala queden ubicados de modo que la “contaminación” sonora que puedan causar en los micros, sea lo menor posible. Debemos recordar que grabando en vivo no existe “la segunda toma”, así que cualquier deficiencia en las señales grabadas ya no tendrá remedio. Siempre que se graba en multicanal existe el recurso de “doblar” posteriormente cualquier parte musical defectuosa, pero creo que esto resta naturalidad al resultado.
Más arriba decíamos que la interacción del público con el artista es una parte vital de un espectáculo en vivo, así que lo será de nuestra grabación también, de este modo, es imprescindible implementar por lo menos dos micros ambientales por separado, con sus respectivos canales de grabación para captar la respuesta del público. Estos micros generalmente se colocan al frente del escenario, preferiblemente con una tendencia más pronunciada hacia los lados, que hacia el centro del recinto para dar una mejor imagen de amplitud, a poca altura sobre las cabezas de la gente y apuntando directamente al público. Estos micros por ningún motivo serán en las consolas de sala y monitores, únicamente a la de grabación, ya que si por accidente llegan a ser abiertos, podrían causar una retroalimentación de gran magnitud que no sólo estropearía nuestra grabación, sino que también podría incluso dañar el equipo de audio.
En el caso de conciertos que realizan más de una fecha en el mismo lugar, es muy recomendable efectuar tomas en diferentes días, para luego en el estudio elegir las mejores y por medio de edición ensamblar un solo concierto con las mejores tomas.
Como siempre, son bienvenidos sus comentarios, preguntas, críticas y sugerencias. Hasta la próxima.