De viva voz
Por Mario Montellano
Como siempre, es un placer saludarles en esta edición con enfoque especial en la voz. Los estudiosos del tema no logran ponerse de acuerdo acerca de cuál fue la primera forma de expresión musical del ser humano. Algunos sostienen que golpeando sus manos y otras partes del cuerpo, fueron creados patrones rítmicos sencillos. Pero otros más aseguran, que fueron sonidos guturales salidos de su garganta. O sea, cantos incipientes. Sea como fuere, el uso de la voz humana como instrumento o medio de expresión musical es tan antiguo como el hombre mismo.
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Antecedentes
En el medio musical se tiene la opinión generalizada de que no existen dos instrumentos con la misma personalidad o carácter sonoro. Incluso si se trata de instrumentos comerciales fabricados en serie, obviamente de la misma marca y modelo. Es posible que esto sea cierto o no. De lo que puedo estar seguro es que si acaso existiese un instrumento único e irrepetible, éste será incuestionablemente la voz humana. Desde esta perspectiva, es lógico pensar que no podemos tratar técnicamente igual a dos voces distintas. Consideremos además que no existen dos entornos acústicos iguales, ni tampoco dos bandas iguales.
¿Cuál es el micrófono correcto?
Lamento decirles que no existe. Esto depende de muchas circunstancias que iremos analizando. No siempre el micrófono más costoso será la mejor elección. En la mayoría de los trabajos de refuerzo de sonido vocal que se nos presentarán la premisa más importante será obtener la máxima ganancia antes de retroalimentación (gain before feedback) posible.
Imaginemos, por ejemplo, una cantante de voz muy suave y susurrada en un escenario muy ruidoso. Si bien es cierto que un costoso micro de condensador de mano nos puede entregar rangos de frecuencias más amplios y muchas sutilezas de la ejecución, pero en esta situación particular nos dará muchos problemas de contaminación por sonidos adyacentes. ¿Cuál sería, por tanto la característica más deseable un micro para esta aplicación específica, riqueza de frecuencias o rechazo a los sonidos fuera de eje? Entonces en este show quizá un clásico micro dinámico vocal de mano de US$100.00 como el Shure SM58 nos pueda hacer un mejor trabajo que un exótico condensador de US$1,000.00. Con esto no pretendo decir que el dinámico económico sea mejor que el costoso condensador. Quizá se desempeñe mejor en esta situación particular.
Vayamos a la otra cara de la moneda. Un cantante solista con buena potencia de voz en un concierto acústico donde su acompañamiento instrumental serán solo dos guitarras y unos bongós. ¿Cuál sería el micro óptimo para esta aplicación? En este caso las características del micro de condensador quizá nos ayuden a captar una porción más amplia de las sutilezas de la ejecución. Es una situación de poco ruido ambiental en el escenario. Lo más importante es lograr captar un sonido vocal lo más libre de contaminaciones posible. Sabemos acerca de la gran cantidad de ruidos indeseables que existen en un escenario moderno. Por regla general, el micro de condensador ofrece rangos de frecuencia y sensibilidad mayores, a expensas de un menor rechazo a la contaminación por sonidos adyacentes, y viceversa en el caso del micro dinámico.
Hay un punto que muy poca gente toma en cuenta, principalmente los cantantes o usuarios de micros: el más fino y costoso micrófono no entregará su pleno rendimiento e incluso puede verse seriamente afectado por un uso incorrecto. Muchos usuarios tienden a tomar el micrófono cubriendo totalmente la cabeza con su mano, el clásico estilo rapero, lo cual perjudica grandemente la capacidad del micro para rechazar los sonidos adyacentes y además tiende a entregar un sonido “encajonado y cavernoso”. Un micrófono con un patrón de captación bastante cerrado nos ayudará muchísimo. Durante décadas, el Shure SM58 ha sido el clásico micro vocal de escenario, sin embargo, muchos fabricantes como el propio Shure y otros como Electro-Voice, Sennheiser, Neumann, AKG y Beyerdinamic por nombrar algunos, han sacado a la venta micros de excelente calidad y distintos rangos de precio, por lo que la elección de un modelo en particular, dependerá más bien del gusto personal y presupuesto disponible.
Monitoreo y mezcla personal
En la actualidad está cada vez más extendido el uso de monitores personales de oído (in-ear monitors), los cuales ofrecen una serie de ventajas muy importantes tanto al usuario como al operador: es posible usar niveles de volumen mucho menores, e incluso prescindir por completo de los monitores de piso, por lo que los problemas de retroalimentación se verán reducidos también. También favorecen la protección a los oídos del usuario al tener la posibilidad de reducir también los niveles de exposición. Este sistema permite al usuario tener la mezcla, nivel, ecualización y demás parámetros deseados, aunque para lograr esto se requiere de una consola de monitores separada y un operador profesional para obtener el pleno rendimiento. Esto tiende a cambiar en la actualidad porque existe una firme tendencia en el segmento de mercado de las consolas económicas. Muchos fabricantes como Behringer, Soundcraft, PreSonus, Mackie, Yamaha y otros, ofrecen opciones para que el músico pueda mezclarse a sí mismo. Esto es, que por medio de un dispositivo móvil como teléfono inteligente o tableta, cada integrante de la banda puede tener control sobre su propia mezcla.
Procesamiento vocal
En cuanto a los procesamientos de consola requeridos, las variables son tan amplias como la gran variedad de voces que existen. La ecualización la podremos ajustar en función de la respuesta global del sistema de refuerzo, las características físicas del entorno o recinto, el concepto musical y hasta el gusto personal del artista. La compresión es una herramienta muy útil para trabajar voces, ya que éstas presentan en la mayoría de los casos dinámicas muy amplias que si no cuidamos adecuadamente, podrían fácilmente exceder la capacidad del sistema de audio. Por otro lado, la compresión correctamente aplicada nos permitirá igualmente integrar las voces de mejor manera con el resto de la mezcla, sobre todo cuando exista más de una voz simultáneamente. El uso de efectos como reverb o delay, es muy común en estos casos, y desde luego será en función del concepto musical y las características del entorno. Obviamente no se requiere la misma cantidad de reverb en un estadio o espacio al aire libre que en una iglesia como tampoco sería igual en una balada muy suave que en un tema muy rítmico. Ciertamente nos pueden ayudar grandemente a hacer más cálidos y agradables los sonidos de la voz, pero como lo hemos reiterado igualmente en entregas anteriores dedicadas al uso de efectos, son sólo eso: complementos y no soluciones mágicas a ecualizaciones defectuosas o deficiencias del cantante, por lo tanto, sólo deberán añadirse una vez que la ecualización, presencia y rango dinámico de la voz sean satisfactorios.
Conclusión
No olvidemos que la voz es un instrumento único y totalmente personal. No existen dos voces iguales. Incluso un mismo cantante se comporta diferente en dos tocadas distintas, así que no existe esa receta mágica e infalible para sonorizar voces. Lo más recomendable será probar con distintos micros, ubicaciones de monitores y combinaciones de procesamientos hasta encontrar lo que funcione mejor con nuestro cantante. Hasta la próxima.