Un nuevo paradigma
Por Yamil Martínez
Cómo manejar el feedback de audio es un tema muy común entre profesinoales del sonido. En este artículo iremos a la raíz del problema: la mentalidad al respecto del feedback. Veremos qué es realmente y cómo podemos abordarlo de una manera mucho más efectiva y profesional, sin ese miedo que produce en tantos profesionales. Se trata de un nuevo paradigma para el feedback. Uno que se basa en conocer qué es y hasta cómo nos puede ayudar. Veamos.
Enfoque
Hace muchos años trabajé en un proyecto con un productor a quien en una ocasión se le escapó una expresión que decía: “la voz daña la música”. Muchas de las canciones de dicho proyecto eran compuestas por un binomio creativo conformado por un letrista con buen dominio de las palabras e historias junto al mencionado productor, quien a su vez es un gran músico que aportaba las melodías, ritmos y acordes a las canciones.
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Sin duda me resultó algo irónico que alguien componga, arregle, ejecute y produzca un proyecto para una cantante, cuando en el fondo piensa que la voz no debería estar presente en su música porque se la dañaba.
Emociones
Teniendo buenas letras y música el productor realmente nunca lo produjo, nunca empoderó a una buena cantante para una interpretación que tocaran las emociones.
Nada afecta más a un proyecto como el hecho de que no tenga una conexión entre mente y corazón.
Recuerdo que en algunas sesiones de grabación había un afinador sobre la consola para revisar la afinación de las notas. La afinación, el tiempo y la dicción, eran lo que más le preocupaba al productor, únicamente dándole importancia a esos parámetros, que son meramente técnicos. Así no se iba a lograr un buen producto.
Aun teniendo todos los recursos a la mano no se pudo producir bien debido en parte a la mentalidad del productor ante la voz y su función dentro de la música. Esa manera de pensar dejó a la deriva a la intérprete.
Otra situación
Imagina a tu cantante favorito, el que te emociona y te pone a brincar cuando escuchas sus grabaciones. Ahora visualiza a ese mismo cantante que toca tus emociones pero cantando en vivo se limita a dar solo la mitad de su capacidad sin entrega y sin pasión. Lo hace de esa manera por no arriesgarse a desafinar o para evitar que le falle la voz o quizás simplemente cuidando su instrumento vocal. Si al escucharlo en ese contexto anémico ya no te emonciona como de costumbre con sus grabaciones, el cantante no dio lo mejor de sí y dejó de hacer bien su trabajo.
Nada afecta más a un proyecto como el hecho de que no tenga una conexión entre mente y corazón.
Enfoque
¿Y qué tiene que ver todo esto con cómo manejar el feedback de audio? Es precisamente ese tipo de estado mental de quedarnos en lo meramente técnico y de protegernos tanto solo nos limita en el desempeño y sigue perpetuando ese miedo al feedback. Nos conduce a la deficiencia por no funcionar a nuestra mayor capacidad. Es importante recalcar que esto también nos puede ocurrir durante el proceso de mezclar.
Se ve mucho con el asunto de los feedbacks o retroalimentación al abordarlos con una mentalidad no apropiada. Cuando dejamos de trabajar en una mezcla en vivo por temor a que te salga un feedback, cuando dejamos de dar todo por evitar un chillido, dejamos de hacer bien nuestro trabajo.
En cambio si vemos los feedbacks de otra manera simplemente se convierten en gajes del oficio y tienen hasta sus beneficios en el momento correcto.
El presente
Es muy común escuchar a las personas devaluar el trabajo de un técnico porque aparecieron algunos feedbacks. Como si el hecho de que salga un feedback es indicativo irrevocable de que alguien es un mal técnico. Un mal técnico y una mala mezcla lo indica un resultado sonoro indeseable constante y consistente. Aunque no se puede descartar que un mal técnico tiene dificultades controlando el feedback, tener una expectativa de que nunca ocurran es como pretender que un bateador nunca falle una bola o mejor aún, que un músico nunca falle una nota o que a un cantante nunca le falle la voz.
Un feedback también puede ser indicativo de falta de tiempo o de preparación. También una mala ubicación del sistema de sonido o una pobre calibración puede provocarlos. Un feedback puede ser producto de elementos externos que están fuera del control del técnico, como un mal manejo del micrófono o un cantante afectado de la voz que requiere más nivel de lo usual llevando rápidamente la ganancia a la frontera del feedback. Inclusive se pueden juntar todas las anteriores.
Lo que no debe ocurrir
Obviamente que un feedback eterno durante un evento no debe ocurrir. Con el tiempo y los golpes he aprendido que se debe ser un poco menos severo al juzgar por los chillidos incidentales porque nadie sabe lo que está pasando excepto el sonidista. Cómo manejar el feedback de audio ha sido todo un aprendizaje. Me he visto en situaciones en donde he juzgado el trabajo ajeno sin tener todo el panorama y los detalles. Después de emitir un juicio ignorante y a la ligera, toda mi perspectiva cambia al entender e informarme de los detalles o peor aun, al hacer sonido y no necesariamente hacerlo mejor que el colega. La ignorancia es atrevida.
Uno o varios feedback momentáneos no definen si una mezcla es buena o no y menos aún califica a un técnico porque una mezcla sin feedback es facilísimo de lograr si ese es el único parámetro. En cambio una mezcla que suene impresionante sin feedback es otra historia.
Otro paradigma
Procuremos sonar bien cumpliendo todos los parámetros que llenan el criterio propio de lo que es una buena mezcla. Esos criterios pueden variar pero es totalmente cierto que van mucho más allá de lo meramente técnico. Mezclemos buscando maximizar cada canción con mezclas dinámicas que se ajustan a las necesidades individuales de cada canción.
Con esto no propongo que tengamos festivales de feedbacks o solos anti musicales con feedbacks como si no pasara nada. Estoy sugiriendo que trabajemos bajo otro paradigma donde usemos los chillidos a nuestro favor finalmente aprendiendo cómo manejar el feedback de audio Debe quedar absolutamente claro de hay que evitar los feedbacks a toda costa sin afectar la búsqueda de obtener el mejor sonido en el momento. Lo que propongo es no tener miedo a provocar un feedback y en cambio abrasarlos en el momento correcto para que no salgan luego.
Una mezcla no puede ser estática
La música es cambio constante, por tal razón la mezcla también debe serlo. Si estás mezclando música en vivo cada vez que cambia la canción hay que retomar la mezcla porque ante los cambios de estilos musicales, tonalidad, ritmo e intención de la mezcla que venías trabajando no necesariamente funcionan.
Considera lo siguiente, la mezcla de una canción que fue grabada en el estudio con los sonidos deseados en condiciones técnicas mucho más favorables, toma muchas horas en alcanzar. Entonces, ¿cómo es posible que llevemos una canción a su máxima expresión sonora en menos de una pasada? A mi entender no es posible.
Prefiero que suene lo mejor posible aunque se me escape un feedback momentáneo versus que suene mal una gran parte del tiempo por tratar de evitar feedback.
Un feedback refleja las frecuencias excesivas
El feedback se forma cuando una señal que sale de un sistema de sonido vuelve a ingresar al mismo equipo. La señal se amplifica una y otra vez aumentando constantemente el nivel hasta que llegue a consumir el headroom total del sistema. Las frecuencias que están más pronunciadas en el sistema son las primeras en chillar. Si las controlamos tendremos una respuesta de frecuencia menos desproporcionada.
Durante el tiempo de ajuste del sistema de sonido debes provocar los feedbacks para eliminarlos evitando que ocurran durante el evento. Ese momento de prueba y ajuste del sistema es el momento de provocar todos los feedbacks que puedas. Este es un gran paso para aprender cómo manejar el feedback de audio
He visto personas burlarse de otras por los feedbacks durante una prueba. Ese es el acto de ignorancia más grande que se puede presenciar porque para eso es ese momento.
El feedback te da mayor precisión
Recientemente un compañero comentaba que ajustando un sistema de sonido le pasó algo muy curioso. Ajustaron el sistema con herramientas visuales que indicaban la misma respuesta de frecuencia en ambas bocinas. Lo interesante era que cuando escuchaban música en el sistema ambos lados sonaban muy diferentes.
Soy partidario de ajustar el sistema de sonido con el oído. Hay cosas que las herramientas de medición no reflejan tan evidentemente como las percibo con mis oídos. Una de las herramientas que se puede usar para la calibración, tanto de manera auditiva oído como con instrumentos de medición visuales son los feedbacks.
Colocando el micrófono calibrado de medición frente al PA para provocar los feedbacks y ver qué frecuencias chillan diferentes entre un lado y el otro. Con filtros paramétricos puedes atenuar las porciones que le sobran a una para igualarlas.
Conclusión
Lo que es imperdonable con la actual cultura popular del feedback es que un técnico no se arriesgue a perseguir la posibilidad de una mejor mezcla evitando provocar un feedback.
Tampoco me parece aceptable que el técnico no de lo mejor de sí ni le meta corazón a la mezcla, porque ya alcanzó un punto técnico aceptable en la mezcla y se acomoda en una zona de confort libre de chillidos.
Abrasemos los chillidos adecuadamente y seremos mejores técnicos con una mejor cultura llena de grandes resultados.