ARTHUR HANLON:
Un piloto del piano y viajero musical
Por Fernando Curiel
Desde una cabina de 88 teclas y tres pedales controla un complejo y expresivo vehículo, con el cual espera elevarte a nuevas alturas emocionales. Nuestro protagonista goza de una impresionante trayectoria musical; ha grabado con grandes como Marc Anthony, Cheo Feliciano, Laura Pausini, Natalia Jiménez, y Ricardo Montaner, entre muchos otros. Ha tenido dos Número Uno en el chart Airplay de Billboard, ha sido nominado al Emmy, Latin GRAMMY®, y Premios Billboard. Se graduó del Manhattan School of Music, donde obtuvo un Masters en Performance. Es el único instrumentista en estar firmado con una disquera multinacional latina y el único en alcanzar la posición No. 1 en los charts Latin y Latin Dance de Billboard.
Arthur Hanlon le ha dedicado gran parte de su carrera a la cultura musical de Latinoamérica. Nació en Michigan, EE.UU., lo cual podría parecer distante del mundo latino, sin embargo, siendo que Estados Unidos se fundó en la diversidad, integración y aceptación de inmigrantes, este talentoso americano podría verse como un embajador entre dos mundos.
Recientemente lanzó Viajero, un álbum cuyo concepto abraza el enfoque de su carrera. La producción lo llevó a nueve países –Colombia, México, Argentina, Brasil, Portugal, España, Italia, Puerto Rico y Estados Unidos– donde grabó lo que algunos podrían considerar las mejores canciones del repertorio latino, reinterpretadas en el estilo de Arthur en su piano.
La búsqueda de la autenticidad e integridad artística fue tan importante que además filmó un documental musical en cada país.
“Viajero es un proyecto mágico que celebra la increíble riqueza y variedad de la música latina en el mundo”, comentó Arthur. El concepto fue perfecto para buscar sinergia con una línea aérea importante, lo cual representa un aspecto importante de monetización para un músico profesional moderno: el branding musical. “American Airlines era el aliado perfecto para mostrar este proyecto al mundo. Soy un viajero frecuente de American Airlines, y volé con ellos por todo el mundo para hacer este álbum”.
Las teclas en movimiento anuncian el itinerario de una jornada donde el viaje sonoro es el destino. Así que abróchate el cinturón, y préstale atención al anuncio del piloto. He aquí al compositor, arreglista, y virtuoso del piano, Arthur Hanlon.
¿Cómo se ve reflejado quién eres como artista y amante de la música en tu más reciente aventura musical, Viajero?
Comencé a tocar piano a los seis años, y por alguna razón siempre he tenido una curiosidad nata por explorar y descubrir. Cuando era niño en Detroit, Michigan, con seis hermanos y hermanas, y mis padres irlandeses, variaba de una noche a otra entre tocar música irlandesa en conciertos y reuniones familiares, y otra noche tocar en una banda de Motown en los clubes negros. Mientras estudiaba piano clásico en Nueva York, empecé a tocar música latina por las noches y desarrollé una insaciable sed por la música latina, a la cual le he dedicado una gran porción de mi carrera. Así que esta etapa, este álbum llamado Viajero es una parada lógica, una evolución natural para mí. Pero más importante aún, es un sueño hecho realidad.
¿Cómo le describirías tu música a quienes no la han escuchado?
Mi música es un reflejo directo de lo que soy: un gringo irlandés con una insaciable pasión por la música latina. A veces suena al conmovedor soul irlandés, otras veces suena intensamente clásica, y otras veces al blues de Detroit, pero siempre está dedicada a los ritmos y melodías latinas con los que tanto me he integrado durante toda mi carrera musical.
¿Por qué es importante conocer música distinta a la que creciste escuchando?
Como artista me es imprescindible la exploración; descubrir y constantemente salir de mi zona de confort con el fin de crecer y expandirme. Si no haces eso, se arriesga el marchitamiento musical y espiritual.
¿Qué te llevó al camino que tomaste para llevar a cabo esta jornada musical?
La idea detrás de Viajero empezó con una sesión de búsqueda, fue un largo día junto el CEO de Sony, Afo Verde, y su equipo de A&R. Expliqué que para mí, el piano es un vehículo y mi trabajo es tratar de transportar a la audiencia a otro lugar, a otro tiempo, o incluso a otro país. Esa noción de viajes musicales creció. Primero hablamos de un país, luego tres, y en eso ya estábamos hablando de representar a cinco países. Terminó siendo un proyecto en el que grabaría la música de ocho países, y así nació el álbum Viajero.
¿En qué te basaste al escoger los destinos?
Elegir los destinos fue como tratar de abrir mis oídos y mi alma a los sonidos musicales del mundo y estar atento para ver quién me llamaba. Así que, en cierta manera, realmente no elegí los destinos musicales, ellos me eligieron a mí.
¿Qué impacto tuvo cada lugar en el resultado de tu trabajo en Viajero?
Antes de grabar una sola nota, fue crucial para mí estar en cada país y caminar por las calles de sus ciudades, hablar con la gente, sentir y escuchar la música de la vida cotidiana. La majestuosidad de Roma y cómo los italianos hablan con sus manos, y con sus bocas. Escuchar a un bandoneoista en una esquina de la calle en Buenos Aires a las 2 am. Unirse a un juego de fútbol improvisado en Río de Janeiro y sentir el ritmo y rebote el balón en el campo como una Bossa Nova y Samba. Todo eso influenció cómo abarqué mi forma de tocar y la grabación de Viajero.
Como un estadounidense con una pasión especial por la cultura latina y su música, ¿cuáles han sido algunos de los descubrimientos que más te han impactado?
Mi descubrimiento más profundo ha sido percatarme lo diferente y desigual que es la música latina. ¡Solo compara a un tanguero argentino con un mariachi mexicano, con un salsero colombiano y un guitarrista flamenco de Andalucía! Habiendo dicho eso, creo que los dos grandes denominadores comunes son el idioma español en sí, y la cruda pasión que uno siente en toda ramificación de la música latina.
“El mejor lugar para experimentar la música tanto como espectador e intérprete, para mí está en un pequeño ambiente íntimo, donde la proximidad física a un gran artista puede aportar una sensación de intimidad y cercanía capaz de llevarte en un viaje lejano y profundo, donde solo puedes esperar lo inesperado”.
¿Qué distingue al sabor latino de otras culturas?
Para mí, lo primordial que hace que el sabor latino se distinga de otras culturas son los ritmos tan profundamente penetrantes. Luego, tal como Latinoamérica misma, la mezcla de tradiciones para crear nuevos géneros. Los tambores africanos más las flautas indígenas nos trajo la cumbia; las bandas alemanas de polka migraron a México y nos trajeron la Banda; y el inmigrante argentino más famoso de Italia, el bandoneón, nos trajo el tango. ¡Es todo tan fascinante!
Ya que estamos en el tema de sabor latino, hay quienes relacionan la cultura musical con la gastronomía. Dicen, por ejemplo, que la música mariachi va de la mano con los tacos, el joropo venezolano con el pabellón o arepas, y las tapas españolas con el flamenco. ¿Consideras que existen similitudes entre la gastronomía autóctona y los ingredientes musicales de ciertos países?
Dadas mis raíces irlandesas, veo más correlación entre la música y el alcohol que la música y la comida [risas]. Habiendo dicho eso, la música Mariachi va muy bien con la tequila y la cerveza, o mejor dicho, ¡la chela! El flamenco para mí equivale a beber vino tinto. La cumbia es sinónimo de aguardiente y cerveza… Tiendo a repetir mucho cerveza, ¿no? [risas]
¿Hubo algún evento particular en el que supiste que la música latina sería el enfoque de tu carrera musical?
No tuve una experiencia o epifanía singular, más bien ha sido una serie de eventos afortunados que encendió la chispa de una curiosidad eterna y exploración profunda por la música latina que me ha traído a este punto de mi vida. Creo que mi situación particular me influenció muchísimo, empezando por el hecho que fui un joven pianista y compositor en la ciudad de Nueva York viviendo en el barrio latino, Spanish Harlem, y absorbiendo los sonidos latinos de la ciudad me llevó al camino que elegí tomar.
¿Cuáles son algunos de los lugares donde más disfrutas la experiencia musical, tanto como espectador y músico?
El mejor lugar para experimentar la música tanto como espectador e intérprete, para mí está en un pequeño ambiente íntimo, donde la proximidad física a un gran artista puede aportar una sensación de intimidad y cercanía capaz de llevarte en un viaje lejano y profundo, donde solo puedes esperar lo inesperado.
¿Qué constituye un gran concierto?
En parte lo que acabo de expresar, pero para mí lo que hace un gran concierto es ser testigo de lo inesperado, o una sorpresa inesperada que alcance tocar tu alma.
¿Qué recomendaciones puntuales puedes ofrecer respeto a dónde escuchar música en los destinos visitados durante la producción de tu nuevo álbum, Viajero?
En Lisboa, Portugal, recomiendo ir a Casas de Fado. En España recomiendo ir a Cádiz, que queda en el sur y es la cuna del flamenco. De hecho, es el lugar que vio a Paco de Lucía nacer. En Cartagena, Colombia, hay que presenciar las improvisaciones de la calle (street jams) y buscar algún espectáculo improvisado de cumbia en la playa. En la Ciudad de México hay que ir a la Plaza Garabaldi, la cual está llena de Mariachis por las noches. En Argentina hay que explorar los pequeños clubes de tango. En Rio de Janeiro, Brasil encontrarás música ¡en todas partes! En Río la música está en el agua, en la playa y hasta en el aire. Es impresionante pero realmente ¡está en todas partes!
A veces los músicos somos demasiado analíticos al escuchar música. ¿Qué consejo práctico puedes brindarle a quienes quieren realmente disfrutar de un concierto?
Para disfrutar plenamente de la experiencia de un concierto en vivo para mí es una cuestión de tratar de descubrir la motivación real del artista. Entonces se trata de abrir los oídos y el alma y permitir que la música te transporte a donde se supone que debe llevarte.
“Como artista me es imprescindible la exploración; descubrir y constantemente salir de mi zona de confort con el fin de crecer y expandirme”.
¿Cómo te gusta que estén tus monitores y sonido en vivo para llevar a cabo una presentación exitosa?
Como sabes, aparte de los monitores “side-fills” hay las opciones personales de in ears y/o monitores “wedge” en la tarima. Yo prefiero, si es un recinto de tamaño módico, como 500 personas o menos, usar solamente monitores wedge. Así, me siento súper unido, “live” y orgánico con bajo, percusión y batería, y puedo sentir y escuchar la música y crear momentos improvisados. Claro que si es un recinto grande y/o hay clic [metrónomo], es imperativo usar in ears. Una vez hice en un show en Madison Square Garden con algunos otros artistas y durante mi set, en medio de una canción ¡se salió mi in ear! ¡Fueron 30 segundos de pánico! Estuve tratando de escuchar la música y tocar pero con 20,000 personas gritando. Dado el ruido en el escenario ¡no escuchaba absolutamente nada! Por un acto de Dios, un ingeniero listo me rescató, entrando al escenario corriendo al lado de mi piano para reinsertar mi in ear.
¿Por qué te pareció importante viajar a los destinos visitados para esta producción?
He grabado un montón de veces en Los Ángeles, Nueva York, Miami e incluso en Londres; sin embargo, grabar la música de países específicos, dentro de las fronteras de esos lugares donde nacieron las canciones, y con músicos autóctonos, es una experiencia completamente orgánica y única. Y tener la oportunidad de filmar el proceso entero ¡fue alucinante!
¿Cuánto tiempo tardó este proceso?
Desde la etapa de planificación, la grabación hasta la filmación de los videos en cada país tardó 18 meses. La edición tardó otros seis meses.
¿Cuánto tiempo consideraste que era suficiente para obtener lo que buscabas en cada lugar?
No le pusimos un límite de tiempo particular a nuestra estadía en cada país para llevar a cabo nuestro objetivo. La idea fue que nos daríamos cuenta una vez que hayamos encontrado lo que buscamos. Nos fuimos a filmar un material particular guiados por un concepto y sus parámetros, y cuando ya sentíamos que habíamos filmado lo que fuimos a descubrir, continuábamos al siguiente destino. En algunos casos era cuestión de pocos días, y en otros casos era mucho más largo.
¿Cuánto tiempo consideras suficiente para alguien que va a conocer y disfrutar de música autóctona?
Cada persona es diferente, pero cuando uno explora la música, cultura y tradiciones de otra realidad, cada quien simplemente sabe cuando sus inquietudes han sido respondidas, cuando han encontrado o que buscan y cuando su alma se ha alimentado de los frutos de esa investigación.
¿Cuáles son tus planes para 2017?
Ya arranqué 2017 súper activo. Estoy haciendo una colaboración con un grupo increíble de Colombia que se llama Choquibtown, grabé en la Ciudad de México un dueto con Charlie Zaa para su CD/DVD de duetos que saldrá en marzo y acabamos de masterizar una canción nueva que escribí y grabé con una cantante italiana nueva, súper talentosa que se llama Daniela Pedali, que saldrá en abril. En cuanto a conciertos, estamos trabajando con mi agente planeando una gira en México y Colombia para el verano y también haciendo algunos shows en Estado Unidos con el grupo italiano Il Volo, como hicimos el año pasado.