CLAUDIA BRANT: La musa de la canción
Por Maria Entraigues-Abramson
Es muy probable que muchas veces hayas encontrado en la radio una canción de esas que te emocionan, que te disparan directo al alma, que suenan hermosas solitas sin necesitar casi arreglos ni producción, que cuentan alguna historia con la que te identificas inmediatamente, o que con sólo escucharlas una vez ya no te las olvidas jamás, que están escritas de manera simple y bella (que son las más difíciles de escribir), que al escucharlas se te llena el cuerpo de alegría, etc. Si así fue, es posible es que esa canción haya sido una de las miles de que hizo Claudia Brant. Claudia, o “Clota” (como la llamamos muchos amigos) aparte de ser una buena amiga, excelente madre, bellísima mujer, fuerte y admirable por un sinfín de motivos, es uno de los talentos más grandes de la canción.
Es compositora y productora. Nacida en Argentina, reside hace 18 años en la ciudad de Los Ángeles, California. Ha sido nominada 5 veces al GRAMMY Latino. Ganadora del GRAMMY Latino por la Canción del año 2009; 2 veces Compositora Latina del año de SESAC y 2 veces Compositora Latina del año de ASCAP. Fue introducida al Salón de la Fama de los Compositores Latinos en octubre de 2016. Actualmente es parte del Comité Directivo de NARAS (la academia de los GRAMMYs). Continúa componiendo sin cesar en su estudio de Los Ángeles, colaborando con diversos artistas de todos los géneros musicales, tanto en el mercado anglosajón, como en el latino.
Entrevistas
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Entre sus recientes éxitos se encuentran los dos últimos sencillos de David Bisbal “Antes que no” y “Duele demasiado”, y de Reik “Qué gano olvidándote”.
Hoy día se encuentra trabajando en los discos debut de Lisenny (Atlantic), Victoria “La Mala” (Roc Nation), colaborando con Claudia Leitte, Ivan Lins, Arnaldo Antunes y Bruno Mars.
¡Hola! ¡Qué lindo tenerte aquí!
¡Estoy feliz de volver a Músico Pro y de estar haciendo esta entrevista contigo!
Háblanos de tu niñez.
No tengo hermanos entonces me entretenía sola y cantaba en el espejo con un micrófono de lata, me inventaba historias. Cuando tenía como seis años mis viejos me regalaron una guitarra de la “Antigua Casa Núñez”, que aún la tengo. De hecho, este año cuando fuimos a Argentina con mi hija la llevé a Casa Núñez y le compré una. Mis dos hijos (Nina y Luca) también aman la música.
Sí, es que esa guitarra era infaltable en las casas de los músicos de Buenos Aires, yo también crecí con una.
Tal cual, y mi hija, por más que vivamos en Los Ángeles, la tenía que tener también. Entonces, empecé a tomar clases con un profesor, y me encerraba en el baño a tocar porque era donde había mejor acústica. Tenía un par de grabadores de esos viejos con botones grandes y duros. Yo no sabía lo que estaba haciendo pero básicamente los estaba usando como “multi tracking“, porque grababa en uno y luego tocaba lo que había grabado en ese mismo y con el otro grabada algo más encima, y así usando grabadores múltiples iba agregando voces, armonías, etc. Me divertía mucho. Luego me compré cuadernos y empecé a escribir canciones, las grababa en casetes y escribía las letras en una máquina de escribir.
¿Al principio cantabas solamente o también escribías?
Las dos cosas, siempre todo junto.
¿Qué edad tenías en ese momento?
Nueve mas o menos, a los seis me regalaron la guitarra, y ya a los 9-10 escribía canciones con la letra, la melodía y todo.
¿Te acuerdas de la primera canción que escribiste?
Sí, creo que decía algo así: “En el cielo azul hay mil estrellas sólo algunas de ellas son a veces bellas”, todo rimaba. [Risas]
Luego terminé la escuela primaria y comencé la secundaria. Mientras estaba en casa me la pasaba escuchando discos.
¿Qué escuchabas?
Casi todo lo que escuchaba era música brasilera porque mi papá iba mucho a Brasil y me traía discos, de Tania María, Caetano Veloso, Simone, Chico Buarque, etc. Así aprendí portugués de hecho. Después lo otro que escuchaba sin parar era The Carpenters, estaba obsesionada con ellos, no escuchaba los Beatles ni los Rolling Stones sino “los Carpenters”. No entendía muy bien por qué me gustaban tanto, pero ahora que me dedico a esto ya entendí; que las canciones eran muy buenas, que los arreglos de voz eran espectaculares, la producción, los músicos, ¡todo era increíble! Pero claro en aquel momento yo aún no apreciaba estas cosas y no hubiera podido describir por qué me gustaban tanto.
¿Entendías sus letras?
Bueno, de alguna manera sí porque empecé a estudiar inglés a los once años, entonces entre eso y mi viejos que hablaban inglés, iba entendiendo. Ellos me explicaban bastante.
¿Cuándo comenzaste a acercarte al mundo profesional de la música?
Yo diría que más o menos a los 17 que fue cuando lo conocí a Mike Ribas, que es un pianista, productor, arreglista y compositor argentino. Me lo presentó mi amigo Pablo, hijo de Chico Novarro, me llevó a un estudio famoso en Buenos Aires que se llamaba Music Hall. Allí Mike me hizo cantar, luego de escucharme me pidió el teléfono y me empezó a llamar para grabaciones.
¿Qué tipo de grabaciones?
Grabábamos más bien todos los musicales de los programas de televisión y él tenía en ese momento a una mujer que se llamaba Doris Band que era letrista, ella hacía todas las letras, era una mujer grande ya y se dedicaba a hacer todas las versiones al español de las canciones que se cantaban en los programas. Un día se enfermó muy mal y falleció. Entonces Mike me dijo, “Che, vos que escribís, ¿no te animas?” “Bueno”, dije. A partir de ahí, aparte de cantar en la sesiones, empecé a hacer este otro laburo que me dio un montón de práctica ya que tenía que hacer cuatro o cinco canciones por semana. Me acuerdo que me las daban un lunes y el miércoles ya tenía que entregar las letras terminadas y enseguida grabarlas.
¿Te gustaba más escribir letras o cantar?
En ese momento me gustaban las dos cosas, tenía como cierta intención de ser artista, subirme al escenario y esas cosas, pero después se me pasó.
¿Cuándo se te pasó?
Hace como diez o quince años. Me di cuenta de que no era lo que más me gustaba hacer y que me divertía mucho más estar detrás de las escenas.
¿Cuándo empezaste a escribir canciones para otros artistas?
Comencé en Argentina como a los 19 o 20. En un momento yo estaba mucho con Cachorro López y Sebastián Schon, iba al estudio de ellos todos los días. Bueno, por dos años fui a la universidad, comencé diseño gráfico y arquitectura pero luego lo dejé. Ahí fue cuando empecé a trabajar mucho con Cachorro y Sebastián; comenzamos a hacer canciones. Un día no sé cómo fue que Cachorro lo conoció a Diego Torres, lo llevó a BMG y lo firmaron. En el primer disco de Diego cuando él tenía 20 años y el pelo largo, terminé teniendo 5 o 6 canciones. Después de ese disco empezaron a pintar otras cosas. Hice mi primer disco como solista con Lito Nebbia para Melopea y luego firmé con Warner con quienes hice dos discos. Por esos tiempos fue que gané el festival OTI de la canción y el de Viña del Mar, así que era un buen momento para mí con todo esto ocurriendo. Pero más tarde toda esta energía se disipó. Yo seguí escribiendo canciones y cada vez me las grababan más artistas pero mi carrera como solista no avanzó.
Cuéntanos cómo fue que decidiste venirte a Los Ángeles.
Cuando Warner me pateó no sabía qué hacer con mi vida y nuestro amigo en común Juan Pablo Compaired, que ya estaba en Los Ángeles, me dijo, “Agarra todos tus CD y veníte para acá.” Yo no había renunciado del todo a la idea de ser artista, pero sentía que ya no tenía nada más que hacer allá. Ya en esa época tenía muchas canciones escritas que no tenían editora y no quería quedarme allá grabando comerciales de televisión o dando clases de canto, ¡entonces me vine! Y ahí me di cuenta que el hecho de ser compositora y tener una obra determinada tenía un valor que en mi país de origen no lo tenía. Imagínate, aquí me decían, “¿Pero y estas canciones que editorial tienen?” Y yo decía, “No, no tienen ninguna editorial.” Inmediatamente me pedían si tenía más. Todas mis canciones estaban libres y esa era la época en la que el “publishing” estaba muy fuerte. Comencé a ir de estudio en estudio, visité a todos los productores y editores que pude, fui a New York, fui a Miami, me moví muchísimo, hasta que de repente me di cuenta que este definitivamente era el lugar. Encima estabas vos, estaba Cheche, Juan Pablo, Renato Neto, entonces me dije, “¿Pero qué estoy haciendo Argentina?” Y así fue que me quedé en EE.UU.
Un día en 1998 me comenzaron a entrar contratos editoriales por fax. Me acuerdo que mi amiga Gaby Benitez (González de casada), quien en esa época trabajaba en Peer Music y ahora está en ASCAP, me dijo, “Te vas a tener que buscar un abogado,” yo no lo podía creer, pero sí, la cosa se empezaba a poner seria. Para mí era todo nuevo y demasiado formal para lo que yo conocía en Argentina.
¿Cuál fue el primer contrato editorial que firmaste?
Fue el de Peer Music, que no fue muy bueno pero lo que era muy importante es que ellos me patrocinaron para la visa de trabajo, y eso era crítico para mí para poder quedarme legalmente, si me quedaba quería estar tranquila.
¿Existe algún evento particular de tu carrera que te haya catapultado hacia otro nivel?
No creo que haya tenido un evento particular pero sí fueron pasando a través de los años muchas cosas que hicieron evolucionar mi carrera poco a poco. Alguien me dijo una vez que siempre tardas siete años hasta que “lo logras” en Estados Unidos, no sé si es así pero, los primeros años fueron mas bien de escribir canciones y mostrarlas por todos lados. Me junté con todo aquel que pude a escribir y luego, a tratar de ubicarla con algún cantante. Yo soñaba con evitar toda la política, todo ese proceso de filtros, compañías, etc., y sentarme directamente con el artista. Eso era a lo que yo quería llegar. Me tomó mucho tiempo llegar a ese lugar, y cuando llegué, todo comenzó a ir más rápido y me di cuenta de que ese trabajo en particular, me fascinaba.
¿Cómo repartes la autoría cuando te sientas a escribir con otra persona?
Hay dos categorías claras: o eres un “top liner” o un “track person“. Yo soy un “top liner“, eso significa que hago melodías y escribo letras, después abajo de eso está el “chingui chingui” [la pista].
Muchas veces el “track person” que es quien trae la pista con cierta producción de sonidos ya terminada, se lleva el 50%, ¿verdad?
Bueno sí, pero yo trato de que no [risas]. O sea, si yo estoy sola con una persona en la habitación, sí, es 50-50. Pero en el caso, por ejemplo, del Château de Marouatte (donde se organiza un retiro anual de composición de ASCAP), nos ponen en equipos de tres: un artista, un “top liner” y un “track guy” (productor). En este caso yo no estoy de acuerdo que quien hizo la pista se lleve el 50%, el 33% está bien.
Háblanos un poco de cómo defines a “los artistas”.
Los artistas de verdad no son cantantes inventados, sino el artista legítimo del alma, que nació con ello; como Antonio Carmona, Rosario Flores, Natalia Lafourcade, Natalia Jiménez, Fonsi, La Ley, la Santa Cecilia, etc. Todos ellos por algo son lo que son. Cada uno, dentro de su propio género, es como un planeta desconocido, a mí me dan la llave un ratito, yo abro la puerta y me siento con estos tipos en su mundo. Una amiga que escribió un libro sobre composición de canciones que se llama “Confessions of a Serial Songwriter”, lo llama “songsex“, yo no sé si es tan así, pero sentarte con una persona y ponerte a escribir una canción que la represente, y trabajar con ella 3-4 días seguidos logrando en ese poco tiempo una intimidad abrupta, es un gran desafío. Esa intimidad que yo por ejemplo tengo con vos pero porque te conozco desde hace 30 años, ¿entiendes? Es muy difícil, de repente viene una persona que no conoces, te abre su caja de pandora y a veces estos personajes están mucho mas locos que yo, ¡y yo debo leer sus locuras! [Risas] Te transformas en una especie de psicólogo, terapeuta, tarotista, mago,… es alucinante. Luego algo que me ha pasado con algunos artistas es que me enamoro del personaje, sea mujer u hombre. En general en esos casos después de varios días juntos termino exhausta, son experiencias muy intensas.
El momento que el artista entra por primera vez a mi estudio es un momento clave para mí; hay dos opciones: o es una estrella, o no es una estrella. Hay artistas que lo son naturalmente, nacieron para serlo, y nunca podrían ser otra cosa.
¿Cómo es tu proceso al momento de decidir con quién trabajas? ¿Te encanta el artista, se trata del negocio, la música en sí, la experiencia?
Eso ha ido cambiando. Al principio yo solamente escribía canciones para tratar de venderlas. En esa época no me ponía a estudiar el personaje, a ver si su música me excitaba, etc., realmente no me importaba nada, la cosa era, vamos con todos; cumbia, regional, lo que fuera.
Entonces a veces no te gustaba lo que estabas haciendo.
¡Por supuesto! ¡A veces no me gustaba para nada! [risas] Habían sesiones en las que me quería tirar por la ventana. Pero por mucho tiempo este ha sido mi trabajo, mi tarea. Ahora, a medida que fue pasando el tiempo me he podido poner más selectiva. A veces trabajo con artistas que son muy grandes, de los cuales no soy fan, pero son muy grandes y me parece que es importante para mi carrera y cuando cantan en un estadio para 50,000 personas mi canción me da mucha satisfacción.
A veces trabajo con artistas que no son tan grandes pero me gustan mucho, como artistas y también me interesa aprender de ellos a nivel humano, sus opiniones en general sobre el mundo, si son pro armas, si son abiertos de cabeza, etc., buscando en lo posible la conexión con la persona, cosa que hará el trabajo mucho más placentero y probablemente dará mejores frutos.
¿Podrías contarnos de algunos artistas con quienes más hayas disfrutado trabajar y por qué?
Sí, tengo varios. Con Fonsi disfruto mucho trabajar porque lo hacemos desde hace muchos años ya, entonces yo empiezo una frase y él me la termina, la colaboración fluye increíblemente y él es muy divertido, tiene muy buenas ideas y es un tipo copado (buena onda). Tengo muchos, pero por ejemplo para mí trabajar con Rosario Flores fue una experiencia increíble en todo sentido pero porque ella es de otro planeta, tiene una energía única y avasalladora, son las cuatro de la mañana y quiere seguir trabajando, y vos estás quemado físicamente, pero al mismo tiempo tienes un enchufe que no te quieres ir [risas]. Otro es un artista de España que es muy conocido ahora con quien trabajé un par de veces, hice pocas cosas con él, se llama Pablo López, ese muchacho tiene tanto talento que por momentos rebasa mis sentidos.
Alguien con quien estuve trabajando todo 2016 es Bruno Mars. No puedo contar mucho sobre el proyecto porque aún no ha salido pero te puedo decir que me partió la cabeza en cuarenta pedacitos [risas]. Yo creo que hay cierta gente que está como en otra dimensión, yo nunca trabajé con Michael Jackson por ejemplo, ni con Prince, pero me imagino que debe ser algo parecido en el sentido de esa magia; Bruno tiene eso. Hace 30 años que hago esto, entonces es muy difícil, no imposible pero es raro, que alguien me diga, “No mira, esa línea no va”, y que tenga razón. Entonces para mí sentarme y escuchar su opinión respecto a lo que yo acabo de hacer y que me diga, “No creo que esto deba ser así, ¿que te parece si lo hacemos de esta otra manera?” ¡Y que yo no encuentre manera de discutirle, porque lo que propone es 10 veces mejor! No siempre, porque algunas veces yo me planté y le dije, “No, esto no le hace bien a la canción, esto es mejor, confía en mí”. Una de las veces que me propuso un cambio de esos magistrales me paré, me le fui encima y le dije, “¡Te quiero matar! ¿De dónde demonios saliste?” [Risas] Después de tantos años de profesión él viene y me cambia todas las figuritas, y a la vez, ¡qué alegría que en esta escena musical tan mala que tenemos ahora, haya un tipo que tiene 32 años y ¡que tenga ese talento! No hay muchos lamentablemente.
Explícanos un poco más sobre tu visión respecto a la escena musical de hoy en día.
Mi visión es que en general, es horrible. Creo que hay ciertos artistas que de repente aparecen y rompen un montón de estereotipos y llaman la atención porque hacen algo interesante, pero por ejemplo mis hijos cuando los llevo a la escuela escuchan la radio en el auto y yo me vuelvo loca.
¿Sientes que el nivel de composición de canciones ha caído, o es simplemente diferente, o sino, cuál crees es el problema principal?
La verdad es que no quiero sonar a dinosaurio, pero creo que se fue todo al infierno [risas]. Seguramente voy a sonar anticuada pero yo crecí escuchando grandes canciones, hoy en día enciendo la radio y escucho un “beat” con un tipo que, no sabes si habla, si canta, si es una voz humana o qué corno, y de repente está hablando de “vamos a fumar crack”. Claro, mis hijos escuchan eso, y yo no les puedo decir que apaguen eso. A la vez lo escucho porque le tengo que prestar atención, pero es triste. Por suerte de repente aparece artistas como Adele, Sia, Sam Smith, o 21 Pilots. Hay gente que tiene un nivel distinto, hay cosas que a mí me gustan pero piensa que nosotras crecimos en una época en la que las buenas canciones eran las que estaban en la radio todo el tiempo.
Existía cierta cordura entre calidad y éxito, ahora algo exitoso no debe ser bueno necesariamente, ni el cantante, ni la canción.
Exacto, antes lo que era “mainstream” era bueno. Ahora cuando mi hija me pone la radio yo escucho una sola pista. Entonces para mí este “track” todo igualito con alguna rubia (porque son casi todas rubias salvo Beyoncé y Rihanna) que tira una vocesita mas o menos pegadiza por encima. Después en algún momento aparecen lo que yo llamo “los delfines”, que arrancó Justin Bieber con “Where Are You Now” y “Sorry”. Son esos soniditos brillantes que aparecen ahí arriba repitiendo un “hook”, y que en algún momento en la canción tienen que estar para que funcione, entonces esto para mí es una cosa tan,… aburrida.
¿Qué decidirías si tuvieras que elegir entre tu familia y tu carrera?
Ay, ¡qué malvada! [risas] Bueno, sin duda mi familia. Lo que pasa es que me lo preguntas en un momento de mi vida en el cual humildemente puedo decir que logré cumplir casi todos mis sueños, entonces si mañana me dices, “Ándate a cultivar tomates y naranjas en mitad del campo”, ya lo podría hacer. Claro que siempre hay muchas cosas que querría hacer que aún no hice, pero podría decir que estoy satisfecha con lo que he logrado y vivido en mi carrera.
Si pudieras nombrar sólo una de todas las canciones que escribiste en tu vida, ¿cuál sería?
Y creo que tendría que ser “No me doy por vencido” que grabó Fonsi ya hace muchos años.
Si pudieras nombrar sólo una de todas las canciones escritas en la historia, ¿cuál sería?
“I Can’t Make You Love Me” de Bonnie Raitt.
Una cantante.
Nana Caymmi.
Un cantante
Caetano Veloso.
Un autor.
Caetano Veloso.
ong>Una autora.
Sara Bareilles, yo diría que es como la próxima generación de alguien como Carol King.
¿Estás planeando hacer un nuevo disco como solista?
Sí, en breve iniciaré la grabación de mi sexto disco como solista, el cuál será producido en equipo con Cheche Alara y Moogie Canazio. Lo hago para mi, no es para ganar dinero. En él incluiré canciones que amo aunque no sean “las que venden”.
Bueno, desafortunadamente debemos terminar, aunque podría seguir charlando contigo por horas. Gracias por haber llenado este valioso espacio con tu experiencia y sabiduría. Quiero remarcar cuánto aprecio y agradezco la frontalidad en tus respuestas, lo que compartes aquí con los lectores es de un valor incalculable. Una de tus cualidades que siempre admiré en lo personal, es tu franqueza, siempre dices los que piensas sin importante el “qué dirán”. No sólo te aplaudo por tu carrera, sino también por tu solidez inquebrantable como ser humano. ¡Gracias Clota!
¡Gracias a vos, a Músico Pro y a su editor Fernando Curiel!
A modo de ofrecer algo realmente especial, nuestra artista de portada se ha dado la tarea de escribir un artículo en donde compila mucha sabiduría y consejos para los compositores. Espero que lo disfruten. –FC
El oficio de escribir canciones y sus diversos escenarios
Por Claudia Brant
Escribir una canción es siempre un desafío. Hay diversas maneras de las que se puede generar una nueva canción, y he tenido la suerte de experimentar todas ellas.
A continuación les presento brevemente las situaciones que un compositor puede encontrar.
Componer “a pedido” (en solitario o en colaboración con otro autor)
Recibo un llamado de la casa disquera, el mánager, mi editor o el artista mismo. Me solicitan una canción en un determinado estilo musical (pop/alternativo/ urbano/ regional/ salsa/ cumbia, etc.). Por lo general les solicito que me envíen enlaces de internet como ejemplo de lo que están buscando. Me tomo el tiempo de “estudiar” al artista (si no lo conozco personalmente o no estoy familiarizada con su música), trato de entender sus puntos de vista, revisar su registro vocal, familiarizarme con su estado emocional, detalles, gustos, etc. Dependiendo del estilo que se me solicite, escribo la canción 100% sola o convoco a alguno de mis colegas a participar (aquel que trabaje habitualmente en ese estilo de música en particular, yo suelo ser un “camaleón”).
Luego grabo un demo con guitarra y voz (dependiendo del proyecto) o traigo a alguno de los productores de mi equipo para hacer una producción más cercana a lo que sería el sonido final y lo grabamos con un cantante de demos masculino o femenino, según el artista al que esté dirigida la canción.
Componer con el artista
Esta es la opción que más me gusta y que me ha dado mejores resultados. Por suerte desde hace años ya me dedico casi exclusivamente a escribir CON el artista.
El proceso tiende a ser así: me llega la propuesta de recibir al artista en mi estudio (trato de que nunca sea por menos de 2 o 3 días, pues es la mejor manera de entrar en su mundo) o de viajar a escribir con el artista en donde resida; lo he hecho con David Bisbal (España), Rosario Flores (Miami), Gloria Trevi (México), Gian Marco (Perú), Tim McGraw (Nashville), etc.
Trato de pasar el mayor tiempo con el artista para encontrar juntos aquella canción que le venga como “anillo al dedo” y disfrute cantar. Que siempre recuerde que si la canción es un éxito o un “HIT”, deberá cantarla por el resto de su vida en todos y cada uno de sus shows. Su público seguirá pidiéndosela 20 años más tarde. Por eso es tan importante que le siente bien y se enamore de ella.
Los demos se graban con una producción cercana a lo que visualizo como producción final y con la voz del artista, lo que resulta mucho más atractivo para todos; el sello, el mánager, el A&R y el artista.
Escribir un top line sobre una base armónica (top line on track)
Un sello discográfico, mánager o productor me envía una pista limpia (track), es decir una progresión de acordes con un “vibe” (estilo, vibra) determinado. De acuerdo al estilo que busquen, dirección de la letra y concepto, trabajo sola en una melodía completa y una letra de principio a fin.
Grabo las voces de referencia en mi estudio sobre la pista y les envío la mezcla final. El productor o el artista pueden pedir cambios de melodía o letra y los hago hasta que el resultado sea óptimo.
Trabajar solamente en una letra basada en una melodía
En algunas ocasiones un coautor o artista solicita una letra sola con una determinada temática. La escribo de principio a fin, la envío, y luego conversamos o bien por Skype o por teléfono, acomodamos la letra a la melodía final. Puedo hacer el demo aquí o lo hace mi coautor donde sea que esté.
Componer la música completa (armonía y melodía) SIN letra
Del mismo modo, escribo una armonía y melodía completa en la guitarra, grabo una voz principal (lead) de referencia sin letra en mi estudio y la envío a mi coautor para que le escriba la letra. Una vez lista, la discutimos y le hacemos las modificaciones necesarias hasta que logramos el resultado que queremos.
Versión en español
Cuando hay que hacer una versión en español de una canción originalmente en inglés, suelo no solo hacer la versión completa del inglés al español, sino también me encargo de producir todas las voces en el estudio.
Recibo la canción completa en inglés y solicito la traducción literal de la misma más el track de base original. Trato de conservar el 100% del significado de la canción original y a la vez hacer que fonéticamente todas las rimas coincidan. Suele ser un trabajo arduo que toma muchas horas y hasta días. Una vez terminada la letra, grabo una referencia completa en español sobre el track original.
Una ve que el artista se aprende la letra en español, entro al estudio con ellos, los entreno y hago la producción vocal completa. Esta tarea la he desempeñado con artistas cómo: Josh Groban, J Lo, Becky G, Fifth Harmony y muchos otros artistas anglosajones.