Primero lo primero

Para comenzar con este tema del ajuste de mástil, lo primero que hay que hacer es ver qué tanta separación existe entre las cuerdas y los trastes. A esta separación se le conoce como la “acción” de las cuerdas. En realidad no existe una acción universal para todas las guitarras, ya que en gran parte la distancia ideal entre las cuerdas y el diapasón va a depender mucho de nuestra técnica y estilo, así como el tipo de instrumento y cuerdas que vayamos a utilizar.

Como regla general, queremos que la acción de las cuerdas sea lo suficientemente alta como para evitar el “trasteo” (zumbidos entre las cuerdas y los trastes) y a su vez lo suficientemente baja para que el instrumento sea cómodo de tocar. Para este fin, el primer paso es ajustar el alma del mástil o brazo. El alma (conocida en inglés como truss rod) es una barra metálica que está insertada dentro del mástil y ayuda a ajustar su curvatura al contrarrestar la tensión que ejercen las cuerdas. A diferencia de las guitarras clásicas o españolas, prácticamente todas las guitarras que llevan cuerdas de metal (y algunas con cuerdas de nylon también) tienen alma para poder ajustar el mástil, ya que el encordado metálico ejerce una mayor tensión comparado con las cuerdas de nylon.

Comprobando la curvatura

Hay varias formas de comprobar la curvatura del mástil. Inicialmente puede hacerse a ojo, simplemente sosteniendo el instrumento como si fuera un rifle y alineando visualmente a la nuez con el puente. También es posible hacerlo colocando el borde de una regla sobre el entrastado, o bien podemos pisar una cuerda en primer traste y a la vez en el último. Al hacer esto podremos darnos cuenta de qué tanta separación existe entre la cuerda y los trastes de la mitad del mástil.

En el primer gráfico de la Figura 1 vemos cómo el mástil está cóncavo, lo que incrementa en exceso la acción de las cuerdas. Esto ocurre cuando la tensión ejercida por las cuerdas crea una curva en el mástil. En este caso debemos apretar el alma para contrarrestar la tensión de las cuerdas.

En el segundo gráfico de la Figura 1 vemos justamente el caso contrario; el alma tiene tensión excesiva y hace que el mástil tenga una curvatura convexa hacia las cuerdas y no las deja vibrar libremente, o bien, la insuficiente acción de las cuerdas causa trasteo. Esto puede remediarse aflojando el alma para disminuir la tensión.

En el tercer gráfico de la Figura 1 vemos cómo el mástil está casi completamente derecho, con solo una ligera curvatura cóncava. Así la acción es la ideal, logrando un balance en el que las cuerdas vibran bien en todo el mástil y la altura de las cuerdas no es excesiva.