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Jorge Mejía, Una vida soñada en la música

JORGE MEJÍA: Una vida soñada en la música

 

Por Fernando Curiel  | [email protected]

Disciplina y perseverancia para nunca despertar de una vida soñada para el amante del mundo musical. Esa es la idea que implantó en mí haberme sentado con Jorge Mejía en su hogar, al pie de un bello Steinway, donde generosamente entrelazó piezas originales y secciones de conocidas melodías para ilustrar mejor lo que iba respondiendo de la entrevista. Resulta ser una dinámica particularmente adecuada dado el concepto de la más reciente adición de su repertorio. Su más ambiciosa producción como compositor e intérprete se titula Un Libro Abierto: Una Memoria Musical, y ofrece una narración como preámbulo a cada pieza instrumental, en donde profundiza en intimidades con las teclas de marfil que seguramente las palabras no logran alcanzar. 

Quien haya dedicado sangre, sudor y lágrimas a la visión de ser un artista activo y Músico Profesional, tendrá más claridad del nivel de dedicación y sacrificio que requiere destacarse en un mundo donde la música fluye como nunca antes, a través de internet y teléfonos móviles para enfrentar el reto de hacerse notar por los oídos saturados de una audiencia globalizada e invadida por las bondades de la tecnología. Resulta especialmente impresionante cuando además de lanzar música original de alto calibre y ofrecer presentaciones acompañado por orquestas sinfónicas, te enteras que nuestro protagonista también se destaca constantemente por el papel que desempeña como presidente de Sony/ATV Music Publishing para Latinoamérica. 

Fue el representante en recibir el galardón cuando ASCAP, BMI y SESAC le otorgaron, en 2017, el reconocimiento a SONY/ATV Music Publishing como Editora Latina del Año. También recibió El Premio La Musa 2016, presentada por Mario Domm de Camila, un reconocimiento muy especial del Latin Songwriters Hall of Fame. La revista Billboard le dedicó un perfil en la cual fue incluido en las listas “40 under 40”, y “Latin Power Players”. Además ha sido nombrado Artista Steinway por Steinway & Sons, un privilegio que comparte con pianistas de la talla de Sergei Rachmaninoff, Arthur Rubinstein, y Keith Jarrett. 

Como te habrás dado cuenta, categorizarlo presenta un reto dada su versatilidad; compositor, pianista, y empresario destacado en el mundo de la música latina. Así, reitero que permaneció en mí la idea de disciplina y perseverancia, pues es como mejor puedo resumir el secreto tras algo tan simple como encontrar el tiempo para lograr las variadas metas que ha alcanzado Jorge. Sin mencionar que además tiene una bella familia, que todos sabemos requiere de tiempo para nutrir y para muchos músicos representa un reto balancear ese importante recurso que es el tiempo. 

Sin más preámbulo le doy la palabra a Jorge Mejía, un personaje único y muy hábil del cual todos podemos aprender. 

 

Háblanos de tus comienzos en el mundo de la música.

La música siempre ha estado en mi vida. Mi mamá fue cantautora en Colombia, sacó un disco, cantó en Viña del Mar, en la OTI… Así que la casa siempre estaba llena de música. A mis hermanos les encantaba Led Zeppelin, entonces había mucho para escoger. Honestamente me gustaba todo tipo de música pero no es sino hasta el día que mi mamá me llevó a un concierto de música clásica, donde sentí que los violines tocaban directamente mi alma. Y años después cuando el piano llega a mí alcance, me di cuenta que ese concierto fue el momento que había dado vuelta a mi espíritu.

 

Entonces provienes de una familia musical.

Del lado de mi mamá. Mi papá era banquero. Economista y abogado, era una persona muy cerebral. Me gusta decir que soy el producto de las dos vertientes, por un lado mi papá súper práctico y mi mamá súper romántica; flores en el cabello y hippie [risas].

 

¿Cuándo empezaste a componer? ¿Recuerdas el momento?

Desde pequeño, pero con el piano comencé relativamente tarde. Yo jugaba mucho tenis y me rompí la pierna. Estuve seis meses con un yeso en toda la pierna y le pedí a mi mamá si nos podíamos traer el piano que era de mi padre. Ya en este momento mi padre había muerto y nos habíamos mudado a los Estados Unidos, y mi madre me complació y lo mandó a traer. Y desde ese entonces comencé a tocar ocho a diez horas al día, y así fue hasta que me gradué de la universidad.

 

Háblame de tu formación académica musical. 

Fui al New World School of the Arts en Miami que es un high school [bachillerato] para las artes. Y tuve la suerte de tener un profesor muy bueno, Mr. Dawson, que daba clases ahí y es quien me ayuda a entrar. Él me escuchó tocar y creyó en mí a pesar de que apenas tenía unos seis meses tocando piano. Terminé el bachillerato y me fui al New England Conservatory of Music en Boston y terminé mi grado en la Universidad de Miami. Una vez que salgo de la universidad me dije, “Okey, no quiero ser profesor de piano”, para eso se necesita vocación y un grado de psicología, sobre todo por los padres [risas], “pero me gustaría educarme sobre la industria musical”. Así que hice una pasantía en Sony Music hace 20 años ya, y hoy en día estoy a cargo de Sony/ATV Music Publishing para Latinoamérica y el mercado latino de Estados Unidos, donde trabajo con un montón de compositores que admiro muchísimo.

 

¿Qué lecciones sientes que han perdurado de tus estudios musicales?

Lo que sí sé y entiendo es que el estudiar música es bueno para cualquier ocupación en la vida. La música enseña mucha disciplina, en muchas ocasiones aprendes el trabajo en equipo, y esa sensación de haber logrado algo por ti mismo ayuda muchísimo con la autoconfianza.

 

¿Por qué la música clásica?

Para mí la música clásica es una música que requiere trabajo. Mientras más la escuchas, más le vas encontrando detalles. Me gusta esa complejidad, y a la vez es como una terapia. No quiere decir que no aprecie el pop o la música que escuchamos en la radio hoy en día, la cual desde mi punto de vista, son joyas de comunicación directa, y eso no es nada sencillo.

 

Por más sencillas que parezcan algunas canciones, requiere de talento para que lo simple conecte con el público…

Hacer una canción de pop sencilla ¡es lo más difícil del mundo! Hay que tener un conocimiento y la escogencia de las palabras, acordes adecuados, para que le hablen directamente a la gente… es un arte.

 

También es cierto que hay muchos músicos que no saben leer ni escribir música, sin embargo son capaces de producir música que conecta.

Totalmente. Para mí no es necesario saber leer o escribir música, o ser el que más rápido al tocar tal o cual instrumento para lo que entiendo es el fin de la música, que es comunicar.

 

¿Recuerdas cuál fue la primera pieza que compusiste, y a qué edad?

Recuerdo que de pequeño le hice una canción a mi mamá pero no recuerdo ni el título [risas]. Tuve una banda de rock llamada Green Room y sacamos un disco (2001). Después me dediqué al mundo clásico. 

 

Hablemos de la obra que nos une en esta ocasión y que estás lanzando este mes, ¿hace cuánto tiempo empezaste a trabajar en este álbum?

Llevo mucho tiempo tocando las piezas de este disco que sale en mayo. Es una colección de 25 preludios para piano, narrativa y orquesta. Lo grabé con el Henry Mancini Institute Orchestra de la Universidad de Miami. Cada obra tiene su narrativa, una pequeña obra literaria, y el disco va a llamarse Un Libro Abierto: Una Memoria Musical.

 

¿Ya tenías esas historias en mente a la hora de componer?

No para todos los temas, pero sí para la mayoría. En algunos casos siento que dependiendo de la hora del día, la narrativa le da sentido a la música o la música le da sentido a la narrativa.

Cuando haces una pieza con una emoción o narrativa en mente, ¿piensas en cómo la música podría encajar con esa emoción, ya sea a través del uso de los modos griegos o las técnicas de composición para bandas sonoras en las que se adapta la música a una emoción o situación particular, o es sencillamente seguir un tren de pensamiento?

Es totalmente tren de pensamiento. Hay canciones tristes en tonos mayores, o que despiertan melancolía o nostalgia. En el disco, el Preludio en Sol Mayor, es el preludio que utilizó mi esposa para caminar hacia el altar cuando nos casamos. 

 

¿Qué consejos o recomendaciones darías a nuestros lectores para educarse un poco más en relación a la música clásica?

¡Ese mundo es tan rico que siento que apenas he rozado la superficie de tanto que hay! Pero para empezar creo que Bach, Beethoven y Chopin. Cualquiera de los preludios para piano de Bach son una belleza. Cualquier concierto para piano de Beethoven, puede ser el 3 o el 4 por ejemplo, o algunas de sus sonatas. Y con Chopin también cualquiera de sus preludios. 

 

¿Cuáles han sido tus influencias musicales, en cualquier género?

Me mató cuando escuché por primera vez Sigur Rós, una banda de Islandia. U2, The Cure, The Smiths, la música de mi adolescencia. Y obviamente los que te dije ya, Chopin, Beethoven, Bach. La literatura me marcó bastante, Dostoevsky y García Márquez.

 

¿Qué tan involucrado estás en el proceso de grabación, escogencia de micrófonos y ese tipo de cosas, lo dejas en manos del ingeniero?

Por necesidad aprendí un poco de eso ya que mi primer disco lo hice por mis propios medios, así que aprendí algo, pero idealmente lo dejo en manos de profesionales. Este disco lo grabé con Adam Abeshouse. ¡Te digo que es un mago! Cuando llegó a las sesiones de orquesta, la manera como transformó los sonidos fue increíble. Para yo hacer algo así tuviese que estudiar años, así que zapatero a su zapato.

 

¿Cómo documentas una idea cuando compones en tu casa o en donde sea?

¡La grabo al iPhone! [Risas] Es muy práctico honestamente. 

 

¿Tienes momentos estructurados para sentarte a componer?

Sí. Como tengo mi trabajo en Sony Music, no tengo mucho tiempo para componer. Le doy prioridad a cierta actividad en los espacios de tiempo que tengo libre. Por ejemplo, he estado en un proceso de editar un libro, entonces en ese tiempo libre me he enfocado a eso. Cuando el disco salga, utilizaré ese tiempo para preparar los conciertos, y una vez pase esa fase de conciertos, utilizaré ese tiempo para componer, y después grabar mi próxima aventura sonora.

 

¿Cómo estructuras tus sesiones de práctica para mantenerte en forma cuando no estás en un momento de composición o conciertos?

Me levanto muy temprano en la mañana, entre 4:30am y 5am, y utilizo esas primeras horas para actividades creativas como componer y escribir. También hago algo de yoga y meditación. Después comienza mi día normal. Y en la noche, cuando llego a la casa hago una rutina de escalas y ejercicios, y toco algo de mis piezas. 

 

¿Consideras que la musicalidad es algo que se puede aprender?

Es cierto que hay gente que tiene más facilidad que otras para aprender ciertas cosas, pero siempre trabajar y practicar le gana a una persona que tiene mucho talento o facilidad pero que no practica. 

Creo que todos tenemos un músico innato porque somos humanos y todos vibramos con la música. Hasta los que dicen que no les gusta la música, que son pocos. Lo que no se puede enseñar es el deseo de comunicarse de esa manera.  

 

¿Qué haces exactamente para Sony/ATV Music Publishing?

Estoy a cargo de Sony/ATV Music Publishing para Latinoamérica y el mercado latino dentro de los Estados Unidos. Lo que eso quiere decir es que estoy a cargo de las operaciones editoriales para Sony Music Publishing. El mundo editorial es el mundo de las canciones y los compositores, y ese mundo está sostenido por dos pilares: uno es un pilar creativo, descubrir canciones, descubrir y firmar autores, etc., y el pilar administrativo, que es donde haces los contratos y administras los derechos. Básicamente buscamos canciones y convivimos con nuestros autores. 

 

¿Qué consejos le podrías dar a los músicos compositores para protegerse no encasillarse en trabajos que no paguen?

Al principio sí hay que estar abierto a trabajar gratis; cuando empecé en Sony fue con una pasantía trabajando gratis. Al final del día el dinero no puede ser lo que prima, deberíamos enfocarnos en lo que uno trae al trabajo. Lo que estoy diciendo es que si uno busca la excelencia, y es capaz de ver cada colaboración y oportunidad como una experiencia que enriquece en nuestra educación, se puede llegar al punto en el cual tienes las herramientas adecuadas para encontrar el camino que deseas y que además te remunere. También es importante que se involucren en entender los detalles de los contratos que firmen y estar abiertos a las oportunidades.

 

La industria musical ha evolucionado en muchos aspectos, desde cómo la presentamos hasta cómo la consumimos. ¿Cómo ves el futuro en la industria y como monetizamos nuestro trabajo como músicos y compositores?

¡Maravilloso! ¡Brillante! Hoy en día se hace más música que nunca en la historia. El mundo del streaming ha hecho que la industria de la música se convierta una vez más en una industria de crecimiento. A diferencia de los últimos 15 a 17 años, que solo se trató de ver como no se hundía el barco. Ahora estamos creciendo otra vez por el streaming, y eso es una maravilla para todos los rubros pequeños que se han quedado sin inversión, como el jazz, clásico, etc., porque con más dinero hay más posibilidades para todos los músicos y todo tipo de música. Es cierto que aún no hay suficiente masa pagando por streaming, ¡pero el número crece cada año!

 

¿Podemos encontrar toda tu música en los servicios de streaming como Spotify y Apple Music?  

Sí, mi disco Preludes (2015) está disponible, y Un Libro Abierto pronto estará en todos.

 

Muchos músicos y compositores han expresado que lo que cobran por reproducción en estos servicios de streaming es muy poco. Como músico y empresario de la música, ¿te parece que tienen la razón?

Siempre se puede mejorar, y está mejorando. Hay quienes se preguntan cómo es posible que tienen 10 millones de reproducciones a través de streaming y solo le pagan $3,20 (por decir alguna cifra improvisada ficticia), pero ese no es el punto, todavía no hay suficiente masa. Si tenemos un país de 300 millones de personas y un 30% de esas personas se suscriben a los servicios de streaming, la industria va a seguir creciendo, y eso se va a traducir en más dinero, más oportunidad, y más posibilidad de acción para todos los músicos. Pero definitivamente las compañías están trabajando dentro de los parámetros posibles. Pienso que toda agua llega a su nivel. Poco a poco ha ido mejorando para los compositores. Para eso estamos trabajando, realmente hacemos todo lo posible, con mucha pasión porque además somos músicos y lo vivimos, para llegar a acuerdos más justos y claros para remunerar a los creadores de música de la mejor manera posible. 

 

Hay empresas a las que los compositores nos afiliamos que se encargan de cobrar los derechos por usos o reproducciones públicas de nuestras canciones. ¿Cómo funcionan en términos generales esas empresas y cómo se relaciona con el trabajo de una editora?

ASCAP, BMI, SESAC y GMR son las sociedades de gestión colectiva en EE.UU. Cada territorio tiene su propia sociedad o sociedades. Por ejemplo, en México está la SACM, en Argentina está SADAIC, en Brasil son unas ocho o diez sociedades pero un solo órgano que recauda el dinero, que se llama el ECAD. Todas estas sociedades de gestión colectiva se encargan de hacer acuerdos con entidades como cadenas de hoteles, cines, restaurantes, etc., para que cada vez que suene la canción de alguien en ejecución pública, esa sociedad se encargue de recaudar las regalías que le corresponden a sus miembros compositores. Esa es la primera afiliación que un compositor debería hacer. 

Los editores trabajamos muy de la mano con estas sociedades, y en Estados Unidos las sociedades de gestión colectiva recaudan solamente lo que se llama ejecución pública; que como el nombre lo indica, es cuando tu obra es reproducida en lugares públicos como restaurantes, hoteles, conciertos, etc. Nosotros los editores en general recaudamos los dineros por usos de reproducción mecánica, que quiere decir las ventas de CD, downloads, etc., y también recaudamos sincronizaciones, como cuando usan tu canción en un comercial, una película y en todos los demás usos. También, en los usos digitales existe un componente mecánico y un componente de ejecución. En principio, los editores muchas veces recaudamos la parte mecánica y las sociedades muchas veces recaudan la parte de ejecución pública, aunque hay excepciones aquí y allá.

Para un autor es importante aprender todo lo que pueda sobre este mundo. Y no es un mundo difícil. La primera impresión puede parecer muy complicado, pero no lo es. Lo que sí es que le corresponde al autor buscar la información para aprender todo lo que pueda acerca de esto. 

 

¿Algún consejo final?

Perseverancia en seguir con sus sueños. Siempre hacer lo que les llena el alma. Y educarse lo máximo posible. 

 

¿Y si los padres se oponen a que sean músicos? 

[Risas] Pues lleven a sus padres a muchos conciertos ¡a ver si se contagian con la música! Y si los padres no quieren, pues ellos no van a vivirle la vida a uno… Tampoco hay nada de malo en estudiar otra carrera, ya sea derecho, business, ingeniería, etc., porque si uno sabe compaginar el rigor que se necesita para el mundo de los negocios, por ejemplo, con la música, sin duda te va a beneficiar en tu carrera musical también. 

 

jorgemejiamusic.com